Con la propagación acelerada de la Covid-19 en las ciudades del interior, las personas infectadas llegan a los grandes centros urbanos con un pronóstico negativo de recuperación.
En municipios más pequeños, el tratamiento inicial tiende a ser más precario. Por lo tanto, los administradores estatales buscan más camas en las UCIs y medios de transporte para los pacientes.
Las 27 capitales comprenden el 24% de la población del país, pero tienen casi la mitad de camas de unidades de cuidados intensivos para adultos.
Tierra adentro, estos recursos se concentran en unos 300 municipios grandes, con más de 100 mil habitantes. Esto significa que solo el 6% de las ciudades de Brasil ofrecen camas en la UCI.
También significa que aproximadamente 100 millones de personas viven en lugares sin este tipo de atención. Los 32 millones que viven en 3.670 municipios con hasta 20 mil habitantes son los que corren peor suerte.
La desigualdad distribución de unidades es más grave en el norte y noreste, pero también hay problemas en otras regiones.
El hecho de que el Ministerio de Sanidad no tenga un mapa nacional de unidades, prometido bajo la administración de Luiz Henrique Mandetta, también dificulta la transferencia y distribución de pacientes del campo a las metrópolis.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA