Bolsonaro y la Amazonia: la deforestación llega a zonas antes preservadas

Regiones conocidas como Amacro y Matopiba sufren de forma rápida la devastación debido a nuevas fronteras agrícolas

La deforestación en Brasil en los años de Bolsonaro no solo creció en superficie, en comparación con los cuatro años anteriores a su gobierno, sino que también alcanzó lugares que antes habían sido poco o nada deforestados. Extendió la frontera de la expansión agrícola más allá del arco de la deforestación y penetró más en la selva, estalló en comunidades del cerrado en pocos años y golpeó a más de la mitad de los municipios del país.

Así lo revelan algunos análisis difundidos recientemente y que ayudan a calificar —además de cuantificar— cómo se comportó la deforestación durante este período. La primera conclusión es que se volvió más disperso en el territorio, más descarado y más rápido.

Considerando solo los primeros tres años de gobierno, se produjo un aumento del número de municipios con alertas de deforestación. Fueron 1.734 (31,1%) en 2019 y saltaron a 2.889 (51,9%) en 2021, según un análisis del proyecto MapBiomas Alerta en su Informe Anual de Deforestación, publicado a mediados de julio. De 2019 a 2021, destaca el informe, el 61,2% de los municipios brasileños tuvieron al menos una deforestación detectada.

Creció el área promedio de cada deforestación, lo que indica mayor osadía a la hora de la tala. Se hicieron más frecuentes, por ejemplo, las grandes deforestaciones, de más de 100 hectáreas (alrededor de 10 campos de fútbol).

Hubo un aumento del 43,5% en el número de estas denuncias entre 2019 y 2021. Representaban el 44,2% del total devastado en el país en 2019, aumentó a 46,6% en 2020 y a 51,7% en 2021.

Asimismo, la velocidad de la deforestación también ha aumentado. Pasó de una media de 139 hectáreas por hora en 2019 a 189 ha/h, en 2021.

"Ha aumentado el número de municipios que sufren la deforestación, ha aumentado el área media de cada tala y ha aumentado la velocidad. Si aumenta la velocidad y aumenta el área, es señal de que hay impunidad", comenta el ingeniero forestal Tasso Azevedo, coordinador de MapBiomas. De hecho, según los análisis del grupo de investigadores, hay indicios de ilegalidad en más del 98% del área devastada en el período.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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