En el borde de uno de los mayores archipiélagos fluviales del mundo, familias enteras de la ribera se han mudado a canoas para estar más cerca del agua.
La sequía extrema en esta parte del Amazonas, que ha dejado al río Negro en un nivel nunca antes visto en la historia reciente, ha causado desplazamientos forzados y formas de vida y vivienda inimaginables para un lugar normalmente tan húmedo y marcado por cursos de agua en tiempos normales.
El archipiélago fluvial de Anavilhanas, entre Manaos y Novo Airão (AM), tiene más de 400 islas y 60 lagos, a lo largo del curso del río Negro.
La sequía histórica tiene impactos directos. Crea más islas y bancos de arena, drena el agua, altera el paisaje, hace que los arroyos desaparezcan y aísla a las comunidades ribereñas.
Un reportero de Folha estuvo en el archipiélago y constató que, además de estos efectos, la sequía extrema ha estado llevando a las familias hacia el agua.
Grandes canoas ancladas en bancos de arena se han convertido en hogares, una forma de vida que ha durado meses para algunas familias y que se espera que continúe hasta diciembre, según las predicciones de los propios habitantes ribereños.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA