Las enfermedades crónicas, también conocidas como ECNT (enfermedades crónicas no transmisibles), representan un problema global de salud. Sus características, como la mayor incidencia en países de bajos y medianos ingresos y el aumento con el envejecimiento de la población, como la hipertensión y la diabetes tipo 2, las destacan como áreas de enfoque para medidas de control. Por otro lado, los esfuerzos para reducir la obesidad, que en sí misma es un factor de riesgo para otras enfermedades, se estancan en todo el mundo. Gran parte de este problema está relacionado con el estigma que rodea a la enfermedad y a los pacientes.
"Mientras avanzamos en las últimas décadas, las personas obesas siguen siendo objeto de burlas, comentarios discriminatorios y juicios", afirma Márcio Mancini, vicepresidente del Departamento de Obesidad de la SBEM (Sociedad Brasileña de Endocrinología y Metabología). Entre las medidas para controlar la obesidad se incluyen políticas públicas destinadas a promover la salud, como un mayor acceso a áreas verdes, la disponibilidad de alimentos saludables, especialmente en las escuelas y cerca de las industrias y lugares de trabajo, y la promoción de medidas para combatir el sedentarismo.
Para él, las personas obesas suelen ser juzgadas como si la condición fuera exclusivamente responsabilidad suya, sin tener en cuenta que, además de la predisposición genética, otros factores también contribuyen al aumento de la obesidad. "Sin duda, la responsabilidad se carga sobre la persona. La sociedad ve a una persona delgada y a una persona obesa comiendo comida rápida y no juzga a la persona delgada, pero sí a la persona obesa", afirma. Además, señala que las personas con obesidad también sufren discriminación económica, ya que a menudo reciben menos salario por realizar la misma tarea que las personas delgadas.