El trap se establece en la escena del hip-hop brasileño con influencias emo y anime

El estilo musical americano está fuertemente relacionado con el uso de codeína en conciertos y fiestas

Lucas Brêda

"Gafas de Kurt Cobain, 'double cup', Sprite, 'codein'" -el refrán del mayor éxito del rapero Raffa Moreira, ‘Bro’, es un conjunto de palabras que poco debe significar para el oyente de a pie.

Pero dentro de la subcultura de la que forma parte, cada expresión del trap representa un poco de un estilo de vida cada vez más conocido por el público brasileño.

Las gafas redondeadas y de montura gruesa, famosas por haber sido usadas por el vocalista de Nirvana, por ejemplo, están de moda entre los trappers. El "double cup" es una referencia a la "lean", la bebida morada a base de codeína, refresco y hielo, la droga más identificada con el trap.

"Bro", lanzado a finales del año pasado, abrió las puertas a Raffa Moreira. El videoclip fue el primero en alcanzar el millón de visualizaciones en YouTube (hoy está cerca de los 14 millones) y su título le rindió incluso un tatuaje en la cara, algo común entre trappers.

El trapper Raffa Moreira, que lanzó 25 pistas en 2018 - Reprodución

Lanzando singles, videoclips y mixtapes, Raffa pasó a adquirir protagonismo en la escena musical del hip hop llegando a participar en el segundo volumen de la famosa serie "Poetas en la cima" en YouTube. Un desafío musical en el que varios raperos rimaban encima de una misma base, sin estribillo.

Después, se convirtió en una especie de meme, tanto por las peleas y comentarios destornillantes en Twitter como por la excentricidad musical.

De muchas maneras, la trayectoria del trap en Brasil se confunde con la de Raffa. Atlanta es la capital mundial del trap, granero de los mayores astros del estilo, de 21 Savage a Gucci Mane, de Future a Young Thug.

En Brasil, las bases espaciadas y electrónicas, y el uso irrestricto del AutoTune ya son constantes. Influencian desde los Racionales hasta los nombres más pops del rap del momento, como el cearense Matuê.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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