La crisis en el astillero deja rastro de desempleo y quiebra en Bahía

La paralización de la Ensenada como consecuencia de la Lava Jato hace desaparecer puesto de trabajo

Por Franco Adailton

"Hoy, San Roque do Paraguaçu es una ciudad fantasma, pero, hace poco, era bonito ver un mar de gente llegar del trabajo", recuerda el desempleado Alexandre Chaves, de 34 años, cuando el astillero Enseada Paraguaçu llevaba prosperidad al distrito en el municipio de Maragojipe, en el Estado de Bahía.

Levantado por el consorcio Odebrecht, Kawasaki, OAS y UTC, la construcción cayó en desgracia en 2014, después de que tres de la empresas (menos la japonesa) fueran denunciadas en el marco de la Operación Lava Jato, junto a Sete Brasil, en una crisis que paralizó al astillero y acabó con 7.462 empleos directos.

Casi el 90% de los trabajadores eran de ciudades de la región, como Salinas de las Margaritas, Nazaret, Santo Antônio de Jesús y Maragojipe. Esta última fue la más afectada, con la desaparición de 3.588 puestos de trabajo, en 2015 - el 75% de los empleos formales de la ciudad.

Joilson Borges (sentado, con blusa azul), que ganaba unos R$2.800 mensuales en el astillero, ahora vuelve a depender de la pesca - Raul Spinassé/Folhapress

El frenesí con la obra llevó a la apertura de cerca de 7.000 empresas en la zona. Desde el comienzo de la recesión, sin embargo, entre 2014 y el inicio de 2016, solo en salarios dejaron de circular al menos R$ 96 millones (US$ 26 millones).

Comerciantes que se beneficiaron durante el auge del astillero, de 2012 a 2015, fueron a la bancarrota. Actualmente, calles vacías, establecimientos cerrados e inmuebles a la venta o para alquilar son el retrato del desaliento local.

El empresario Manoel dos Santos, el Bira, invirtió R$ 3 millones (US$ 810 mil) para ampliar el hotel Ponto Dez, el cual mantiene en São Roque do Paraguaçu desde 2005, sin embargo, tuvo que paralizar las obras cuando ya había concluido el 80% tras los primeros rumores de la Lava Jato. 

La idea era aumentar de 29 a 103 el número de habitaciones. Bira no sólo no terminó las obras como tuvo que cerrar otra posada, con 21 habitaciones. 

"Rezamos para no cerrar las puertas, que Dios ilumine la cabeza del próximo gobernante, ya que aunque sea privado, el astillero depende de la inversión pública".

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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