El presidente Jair Bolsonaro (PSL) reconoció que pidió a Petrobras suspender en las refinerías el aumento del 5,7% del diesel, anunciado el jueves. La empresa estatal había negado inicialmente la interferencia del Gobierno en la bajada del precio, que se produjo sin el conocimiento del equipo económico.
"No soy economista, ya dije que no entendía de economía", dijo Bolsonaro para justificar que necesita comprender la política de precios del sector. Bolsonaro declaró que le preocupan los camioneros que amenazan convocar una nueva huelga.
La medida provocó inseguridad al mercado y perjuicios a Petrobras que perdió R$ 32.400 millones (US$ 8.300 millones) en valor de mercado. Las acciones descendieron un 7,8%, la mayor variación porcentual de la compañía desde el 1 de junio de 2018. Por la noche, el presidente confirmó a través de las redes sociales la intervención, no obstante, negó ser intervencionista.
El Ejecutivo minimizó la medida. El vicepresidente, Hamilton Mourão, la llamó de puntual y declaró que intromisiones como las que se llevaron a cabo en la política de combustibles durante la gestión de la presidenta Rousseff (PT) no se repetirán. El ministro Onyx Lorenzoni (Casa Civil) pidió tiempo para "enfrentar el monopolio" de Petrobras.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA