Noreste se convierte en escenario de una guerra fría tecnológica entre Estados Unidos y China

Brasil es presionada para bloquear la inversión china mientras el país asiático estrecha los lazos con la región

A medida que Estados Unidos presiona al gobierno de Bolsonaro para que bloquee ciertas inversiones chinas, las empresas de tecnología de China, incluidas las prohibidas por el gobierno de Estados Unidos, están estrechando sus lazos y ventas a los gobiernos del noreste de Brasil.

Las compañías tecnológicas chinas Huawei, ZTE, Dahua e Hikvision, todas bajo algún tipo de embargo de Estados Unidos, que argumenta que representan una amenaza a la seguridad nacional, están negociando o proporcionando servicios y productos a la región brasileña.

Central de Operaciones de la CBTU, en Recife. Credito Lucas Kubaski

El intercambio entre China y los nueve estados del noreste nunca ha sido tan intenso. Apenas este año, cuatro gobernadores y dos vicegobernadores de la región estuvieron en el país asiático, y la peregrinación de secretarios fue aún mayor. Por su parte, China también ha enviado innumerables séquitos a los estados.

El Consorcio del Noreste, formado a principios de este año por los gobiernos estatales para promover asociaciones en la región, pronto lanzará el programa Noreste Conectado, una PPP (asociación público-privada) para instalar miles de kilómetros de fibra óptica e interconectar los estados.

"Huawei y ZTE están estudiando las etapas de la teleeducación, la teleseguridad y la telemedicina, y están muy interesados ​​en el proyecto Noreste Conectado", dijo a Folha el gobernador de Piauí, Wellington Dias (PT). ZTE invierte en el proyecto PPP Piauí Conectado para instalar 5.000 kilómetros de red de fibra óptica.

Estados Unidos está tratando de persuadir al presidente Bolsonaro para que siga países como Australia, Nueva Zelanda y Taiwán, que han vetado las inversiones y productos de empresas chinas en contratos públicos, proveedores gubernamentales o cualquier ente que reciba préstamos gubernamentales.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

Lea el artículo original