Las compañías brasileñas instaladas en China ya prevén el impacto comercial que tendrán las medidas de Beijing para frenar la propagación del coronavirus, que ha matado a 132 personas en el país asiático y, hasta el martes (28), ya había infectado a casi 6.000.
Además de restringir los viajes de los empleados, en el caso de gigantes como la minera Vale, las empresas que venden a China ya cuentan con la posibilidad de sufrir entregas demoradas de bienes y la reducción de ventas.
El gobierno chino ha decidido extender las vacaciones del Año Nuevo Lunar hasta el 2 de febrero y algunas áreas industriales solo pueden reanudar las operaciones entre el 8 y el 10 de ese mes.
Por su parte, Vale ha suspendido de forma indefinida los viajes de negocios al país y también ha prohibido que los empleados chinos viajen a otra unidad de la compañía.
Los empleados trabajan de forma remota, pero las actividades en los puertos asiáticos transcurre con normalidad por el momento, admite la compañía.
El fabricante de materiales eléctricos WEG, de Jaguará do Sul (SC), informó que los viajes se reanudarán probablemente después del 8 de febrero. Las unidades de WEG están paradas y las actividades solo serán retomadas a partir de esa fecha, siguiendo las indicaciones de las autoridades locales.
WEG es una de las empresas brasileñas con mayor presencia en China. En 2019, abrió su cuarta unidad en el país, donde trabaja desde 2004.
La directiva considera que es demasiado pronto para pronosticar el efecto del coronavirus en números, pero están alerta porque la reducción de circulación de personas puede tener como consecuencias una disminución del consumo, en la región.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA