El miedo al coronavirus y la pérdida de ingresos durante la cuarentena acorralan a poblaciones de zonas ribereñas del Amazonas

La pandemia agrava las diferencias sociales en lugares remotos, donde las residencias impiden el aislamiento

São Paulo

Julielza Simões, de 37 años, observa con preocupación el silencio que se ha apoderado de su comunidad. "La sensación es que estamos aún más olvidados".

La ribereña abre las puertas de su casa de madera elevada a un metro del suelo y solo ve la inmensidad de río.

Por estas mismas aguas, tan solo unos meses antes, circulaban las pequeñas canoas de la Amazonia que llevaban a los niños al colegio y a los adultos a la ciudad, donde vendían sus productos en las ferias. Hoy todo es solo silencio.

También en las partes más remotas de Brasil, el nuevo coronavirus no solo ha paralizado la vida. Agravó las ya existentes desigualdades sociales.

JURUA/AM BRASIL- 23.06.2020 - Julielza de Souza Simas con sus hijos.(Foto: Zanone Fraissat/Folhapress.

Simões e hijas Tainara, de 2 años, y Ana Júlia, de 7, recibieron a Folha en Boca do Jacaré, un pueblo de menos de diez casas a orillas del río Juruá, en la Amazonia. Dos días antes, la mujer solo tenía un paquete de café y otro de maicena en el cubo donde guarda los comestibles. En la nevera, carne de anta y pirarucu.

Su esposo, el barquero Renato Ferreira de Lima, de 27 años, transportaba a los niños a una escuela rural, pero perdió su trabajo cuando se suspendieron las clases.

La llegada de una lancha rápida cargada con cestas básicas rompió el silencio. Se espera que unos 700 kits lleguen a otras aldeas a orillas del Juruá. El proyecto, que cuenta con el apoyo del Gobierno Federal, empresas y ONG, es ambicioso: quiere llevar alimentos, a orillas del río Solimões, a casi 150 mil personas.

Las entregas de las que Folha fue testigo están bajo la coordinación del Instituto Missional, una organización social con sede en Maringá (PR), que sigue preceptos bíblicos, no obstante, asegura que busca separarse de las viejas prácticas del movimiento misionero evangélico.

El interior del Amazonas es una de las regiones más afectadas en la pandemia. Sin Unidades de Cuidados Intensivos y pocos médicos, se está perdiendo la batalla contra el coronavirus.

Después de que el sistema sanitario de la capital, Manaos, entrase en colapso en mayo, los 61 municipios de la cuenca amazónica concentran el 60% de los 83 mil casos de la Covid-19 en el Estado. Es el segundo índice más alto de mortalidad por la enfermedad en el país (72 casos por cada 100 mil habitantes), por detrás de Ceará.

Llegar a las comunidades de Juruá, un corredor sinuoso de 3.000 km, requiere tiempo y disposición. Las casas del pueblo ya cuentan con electricidad, pero se encuentran en una región donde apenas el 27% de ellas cuentan con un baño adecuado y agua corriente.

El pueblo es visitado por un profesional sanitario una vez cada tres meses. En la última reunión, el profesional dejó solo medicamentos para parásitos. A falta de drogas, los gente ribereños improvisan en mitad de la floresta.

De hecho, investigadores de la UFAM buscan saber si el 'mastruz' es capaz de mitigar la Covid-19, pero advierten: el consumo de la planta cruda puede intoxicar y causar complicaciones a embarazadas.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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