Una mansión con vistas al mar. O mejor dicho, una mansión flotante. Así son los barcos de lujo que cuentan con una superficies de hasta 350m² y sirven de refugio a quienes pueden pagar algunos millones de reales.
La restricción de viajes internacionales a causa de la pandemia del coronavirus y la necesidad de mantener la distancia social ayudan a calentar el mercado de las grandes embarcaciones, incluso con la agravada crisis económica que se avecina.
“En lugar de quedarse en casa, la gente ha optado por quedarse dentro de la embarcación, ya sea un velero o un superyate. Esto ha calentado mucho el sector, ya que la embarcación se veía como un medio para estar en varios lugares, pero de manera segura”, dice Mané Ferrari, presidente de SanTur (Agencia de Desarrollo Turístico de Santa Catarina) y presidente licenciado de Acatmar (Associação Náutica Brasileira).
En Santa Catarina, los puertos deportivos suspendieron su actividad al comienzo de la pandemia. La encuesta elaborada por Acatmar dirigida a empresas del sector de todo el país, incluyendo escuelas náuticas y astilleros, mostró que el 50% de los establecimientos experimentó una marcada reducción del volumen de atención al cliente y el 32% registró una caída moderada de los ingresos durante el período, de acuerdo con el sondeo, que se llevó a cabo entre el 20 y el 5 de mayo.
La flexibilidad de las reglas que permitieron la reanudación del servicio es uno de los factores que ayudó a mover el segmento, según Ferrari.
En SC opera el único astillero del fabricante de yates de lujo Azimut Yachts fuera de Italia. De los seis astilleros de la compañía, cinco están en territorio italiano. Desde 2010 en Brasil, la empresa ha fabricado alrededor de 300 embarcaciones.
Un empresario brasileño compró el megayate 27 Metri, de Azimut, por R$ 55 millones (US$ 10 millones). Construido en Itajaí este año, es el mismo que el futbolista Cristiano Ronaldo mostró en las redes sociales.
Además de esta unidad, la empresa vendió otros cinco megayates de 27 Metri. El plazo de entrega de cada uno es de cuatro meses.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA