EE UU presiona a Brasil sobre Irán y política nuclear, sin éxito

El secretario asistente admite diferencias y dice sentirse optimista tras la reunión en Brasilia

São Paulo

A pesar de que el gobierno Jair Bolsonaro (PSL) es declaradamente pro-americano, Estados Unidos no tuvo éxito presionando a Brasil para cambiar su política nuclear y adoptar una postura más agresiva frente a Irán.

Las cuestiones fueron discutidas, en las jornadas de la séptima edición del Diálogo Bilateral sobre No Proliferación y Desarme, entre diversas autoridades brasileñas y el secretario asistente de Estado para el sector, Christopher Ford.

En una entrevista a Folha de S.Paulo, el estadounidense se mostró optimista y evidentemente no usó el término presión –que sí se escuchó en el lado brasileño. "Hablamos sobre todo, somos las dos mayores democracias del hemisferio", dijo.

(Dallas - EUA, 16/05/2019) Palabras del Presidente de la República Jair Bolsonaro. Foto: Marcos Corrêa/PR

Los miembros del gobierno brasileño escuchados por el periódico confirmaron la buena predisposición, pero ahí terminó la buena voluntad. Ford admitió, que "ciertamente hay diferencias" cuando el asunto es la adhesión de Brasil al Protocolo Adicional de 1997 al TNP (Tratado de No Proliferación Nuclear).

El programa permite que la AIEA (Agencia Internacional de la Energía Atómica) inspeccione instalaciones declaradas y no declaradas para garantizar que los programas nucleares son pacíficos.

En el encuentro, los brasileños explicaron que la posesión de la bomba está prohibida por la Constitución y que hay un marco de control mutuo con la antigua rival Argentina, desde 1994. Hace años que los estadounidenses formulan la misma demanda.

Además, y cuestión principal, Brasil domina el ciclo de producción de combustible y está desarrollando el sistema de propulsión nuclear para su futuro submarino. Una adhesión al protocolo expondría secretos industriales, como la tecnología de ultracentrífugas, a cielo abierto.

De hecho, Brasil estableció, en su Estrategia Nacional de Defensa de 2009, que sólo entraría en el tratado si las potencias nucleares renunciasen a sus armas. Algo considerado utópico.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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