Desde lo más alto de Santa Teresa, se puede ver Río. Solo lo bueno ya que el ruido, la contaminación y el pandemonio urbano no llegan a estas colinas. Santa Teresa y Río son dos destinos distintos. En Santa no hay playa. Hay mucha tranquilidad.
El vecindario parece haberse congelado en la época del tranvía eléctrico, que todavía recorre sus calles estrechas, muchas de ellas, calzadas adoquinadas.
Y peatones, automóviles, autobuses, motocicletas y tranvías comparten la calle. Es por ello que todos caminan lenta y cuidadosamente.
Caminar es el plan en Santa Teresa. Olvídate de la zapatilla de playa y trae zapatillas cómodas. Estupenda opción para ejercitar las pantorrillas.
El vecindario es un museo al aire libre sin señalización que cuente su historias.
Aunque se encuentra en el centro de Río de Janeiro, Santa Teresa es una escapada de fin de semana para los cariocas que buscan paz y la buena comida.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA