El poder de un legado paralímpico basado en acciones bien estructuradas quedó en evidencia durante los Juegos Paralímpicos de Río 2106, por medio del rendimiento deportivo del equipo de Gran Bretaña, que terminó en segundo lugar en el recuento general de medallas.

La delegación duplicó el número de medallas de oro que ganó en comparación con los Juegos de Londres 2012, cuando terminó en tercer lugar.

Sin embargo, ninguna explicación parece ser lo suficientemente convincente como para dar cuentas del resultado de la delegación de Brasil, la más grande de la historia, con 287 atletas, y la que más recursos financieros recibió (cerca de R$ 400 millones -US$ 120 millones- en cuatro años).

Asimismo, el equipo brasileño era el que más oportunidades tenía de aprovechar el apoyo de su hinchada, que llenó los locales de la competencia.

En comparación con Londres, Brasil ganó en Río menos medallas que en 2012 (de 21 a 14).

Brail no logró alcanzar el objetivo de terminar entre los cinco primeros lugares y finalizó en el octavo lugar.

Asimismo, vio sus mayores estrellas, con la excepción de Daniel Dias, caer a medida que cometían errores técnicos, fueron derrotados por nuevos nombres extranjeros o incluso por su inestabilidad emocional, ya que no fueron capaces de hacerle frente a la presión.

Los deportes que dieron medallas de oro de Brasil en el pasado, o aquellos en los que los brasileños habían sido campeones paralímpicos y mundiales, como bochas, esgrima y judo, fueron una decepción.

El país, sin embargo, logró alcanzar importantes marcas históricas, como el número total de medallas ganadas: el récord anterior había sido en los Juegos de Pekín (47) y ahora en Río fueron 71.

El aumento en el número total de medallas muestra el crecimiento de la competitividad de los nuevos deportes como el tenis de mesa, equitación y canotaje.

Traducido por NATALIA FABENI

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