Las promesas incumplidas de China en Brasil: el monto asciende a US$ 24.000 millones

22/05/2015 - 15h34

En Barreiras (Bahía) un mega proyecto de procesamiento de soja paró en pleno terraplén. En el puerto de Açu (Río de Janeiro) la siderúrgica Wisco desistió de tener una filial en Brasil cuando Eike Batista comenzó a desmoronarse.

En Mato Grosso y en Pará, el acuerdo para el financiamiento de una vía férrea está parado desde hace tres años.

Todos son proyectos multimillonarios de capital chino que durante los últimos cinco años fueron siendo anunciados a viva voz, pero que nunca salieron del papel.

En suma, estas promesas no cumplidas o proyectos replanteadas suman por lo menos US$ 24.000 millones, según investigaciones de Folha.

Esta cantidad sería aún mayor si se tuviera en cuenta el fiasco con la fabricante de electrónicos taiwanesa Foxconn.

En una visita a Pekín en 2011, el gobierno de Rousseff anunció que la empresa invertiría US$ 12.000 millones, pero la realidad está bastante lejos de alcanzar esa cifra.

Estos antecedentes han despertado el escepticismo acerca de los proyectos anunciados por el primer ministro chino Li Kequiang durante su visita a Brasil esta semana.

Entre las promesas, se encuentra la construcción de una vía férrea transoceánica y un fondo de inversión de hasta US$ 53.000 millones.

Una investigación de Folha publicada este jueves (21) muestra que solo 14 de los 35 acuerdos recientemente firmados cuentan con recursos asegurados y compromisos más firmes.

MONTADORAS

Se cancelaron planes en varias áreas. En el sector automotriz, algunos fabricantes aún no implantaron sus proyectos industriales en Brasil, como es el caso de Lifan, Hafei y Zotye.

Otras inversiones acabaron dependiendo del dinero brasileño. En Camaçari (Bahía), donde JAC Motors planea una fábrica de US$ 330 millones (R$1000 millones), la obra se encuentra parada a la espera de un financiamiento estatal de US$ 40 millones (R$122 millones).

Los chinos se harán cargo del 66% y el resto correrá por cuenta del socio local, el Grupo SHC. En el caso de la fábrica de Fotón Camiones, que está siendo levantada en Guaíba (Rio Grande do Sul), la mayor parte del capital, US$ 132 millones (R$ 400 millones), es brasileño.

China se encargará de la tecnología.

En el caso de la soja, uno de los principales productos de exportación de Brasil a China, proyectos de por lo menos US$ 8700 millones, que incluían compra de tierras y de infraestructura para desagües, nunca se materializaron.

En telecomunicaciones, la visita de la presidenta Rousseff al grupo ZTE, en Xian (China) en 2011, no fue suficiente hasta el momento para conseguir la implantación de una fábrica de US$ 200 millones en Hortolândia (São Paulo) por parte de esta empresa china.

No obstante, Huawei cumplió su promesa -en la misma época- de abrir un centro de investigación y desarrollo en Campinas (São Paulo), presupuestado en US$ 300 millones.

Los empresarios chinos suelen desmotivarse frente a los costes y a la burocracia. La desaceleración del crecimiento también ha sido motivo de decepción: la mayoría de los anuncios tuvieron lugar entre 2010 y 2011, cuando el país estaba creciendo al 7,6%.

INFRAESTRUCTURA

Brasil tampoco consiguió atraer a los chinos hacia grandes obras de infraestructura. Las empresas son poco receptivas al modelo de concesión y a participar de licitaciones.

El Palacio del Planalto no tuvo éxito, por ejemplo, en implicar a Pekín en el proyecto del tren de alta velocidad entre Campinas y Río de Janeiro, que fue postergado en varias ocasiones.

Traducido por LUNA GÁMEZ