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Publicado en 11/04/2016

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Un estudio sobre la creación de salas para consumo de crack genera debate en Brasil

20/10/2017 - 13h35

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FERNANDA MENA
DE SÃO PAULO

"Hace ocho años que vivo así, bajo el sol y la lluvia. Claro que preferiría consumir drogas en un lugar más adecuado", dijo Isaías, de 60 años, en medio del llamado "flujo", un espacio a cielo abierto de consumo de crack en la región central de la ciudad de São Paulo.

"Yo no consumiría en un lugar cerrado. Cuando fumo, el lugar se achica, las paredes me exprimen. Si no veo el cielo, entro en pánico. ¿Se puede ver el cielo desde ahí?", preguntó una joven, que no se identificó.

"Ahí", en este caso, es un lugar que por ahora no existe en Brasil: se trata de las llamadas salas de consumo de drogas.

Creadas en los años 80 en Europa, son espacios limpios y seguros, que permiten el uso de sustancias ilícitas, compradas fuera de ese lugar, sin preguntas y bajo la supervisión de enfermeros o empleados capacitados.

La polémica inherente al uso de un espacio de acceso público para el consumo de sustancias ilegales, no obstante, no ha impedido la proliferación de las salas.

En la actualidad existen 98 salas de consumo de drogas en diez países, entre ellos Australia, Alemania, Canadá, España, Francia y Suiza.

Algunas salas parecen un hospital, otras, un albergue, y existen también las que son itinerantes, que circulan por las calles de Copenhague, en Dinamarca, para llegar más cerca del público objetivo.

Adoptadas como estrategia para la reducción de daños individuales y sociales provocados por el consumo problemático de drogas por parte de poblaciones vulnerables, las salas también disminuyen la perturbación del orden público, algo típico en los contextos de consumo a cielo abierto.

"Este desafío urbano existe desde hace mucho tiempo y en muchos lugares", explica Luiz Guilherme Paiva, ex secretario de política de drogas de la Secretaría Nacional de Drogas (SENAD) y coautor del estudio inédito que generó el debate sobre la eficacia y viabilidad de este tipo de lugares en Brasil.

Solicitado por el Instituto Igarapé, el estudio compila pesquisas internacionales con algunos resultados comunes, como la promoción de un consumo seguro entre grupos socialmente más vulnerables y una relación positiva entre la frecuencia de los usuarios en las salas y la probabilidad de ingreso en programas de tratamiento.

"Además, no fue detectado un aumento del consumo de drogas en la población de esas ciudades y tampoco un aumento de delitos o de venta de drogas en los alrededores de las salas", explicó Paiva. "Todo lo contrario, en la mayoría de los casos hubo una reducción de la perturbación del orden público".

Datos sobre el consumo de crack en Brasil señalan que el 70% de los usuarios comparten dispositivos para fumar. La incidencia de HIV en esta población es ocho veces más alta que en la población en general. Asimismo, un 40% está en situación de calle.

El psiquiatra Arthur Guerra, coordinador del programa de combate contra el crack de la gestión del alcalde de São Paulo, João Doria (PSDB), que ya visitó una de estas salas en Vancouver (Canadá), evaluó que la sociedad debe debatir la conveniencia de estos espacios controlados para el consumo de drogas.

"No defiendo el consumo de drogas. Estoy a favor de la abstinencia y reducción de daños. Pero, desde que exista una base legal, podríamos evaluar posibilidades para darle más dignidad a la vida de aquellos que están en cracolandia".

De acuerdo con Paiva, los desafíos político y jurídico son los más grandes para la implementación de las salas en Brasil.

Los clientes de las salas de consumo seguro, al portar drogas ilícitas para consumo propio, podrían ser encuadrados dentro del artículo 28 de la actual Ley de Drogas (11.343/06), que establece como delito "adquirir, guardar, tener en depósito, transportar o cargar" tales sustancias.

La constitucionalidad de este artículo está siendo cuestionada en la Corte Suprema. "Habiendo autorización de portación, sea por la legislación o por decisión del máximo tribunal, existe la posibilidad de crear este tipo de lugares", indicó Raquel Tamassia Marques, consejera de la Orden de Abogados de Brasil (OAB) en São Paulo.

Traducido por NATALIA FABENI

Lea el artículo original

Steve Rolles/ Divulgação
Sala para el consumo de drogas en Montreal, Canadá
Sala para el consumo de drogas en Montreal, Canadá

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