El fotógrafo Sebastião Salgado narra los orígenes de su trabajo en un nuevo libro

07/03/2014 - 11h04

En las islas Galápagos, archipiélago en la costa de Ecuador, Sebastião Salgado se movió todo un día como una tortura gigante, sólo para poder fotografiar mejor al animal.

"Me quedé agachado y comencé a caminar a la misma altura que ella, con las palmas de las manos y las rodillas en el piso ", cuenta.

Salgado, 70, decidió abrir su biografía, que llega ahora a las librerías, con este relato, dando a entender que pese a que siempre muestre un instante decisivo, llegar a ese momento exige un tiempo.

"Es una brevedad la que se materializa en la fotografía, pero uno necesita caminar 800 kilómetros para hacerla", dice el fotógrafo, en una entrevista con Folha. "Es necesaria una vida para hacer todo eso".

Tanto que sus proyectos acostumbran consumir años de trabajo y envuelven largos viajes alrededor del planeta, desde Ecuador hasta el corazón de África.

MISERIA Y DECADENCIA

Uno de los nombres más celebrados de la fotografía, Salgado hizo de su carrera un testimonio de un mundo en transición, enfocándose en la miseria humana en sociedades agrarias o economías industriales en plena decadencia para componer una "arqueología visual de esa era antes de que sea barrida por otra cosa".

"La fotografía es mi vida, pero no creo que, solas, mis imágenes sean determinantes. Me veo como parte de un cuerpo de ideas, discutiendo temas esenciales de nuestra historia".

En cinco entrevistas que le dio a su amiga Isabelle Francq, que escribió la biografía "Da Minha Terra à Terra", Salgado vuelve al principio de su profesión, comenzando por el origen de su mirada.

Recordando su infancia en el interior de Minas Gerais y pasando también por las sabanas de Ruanda y de Burundi, Salgado narra cómo abandonó la vida con comodidades del economista y dio todo lo que tenía para volverse fotógrafo. Su mujer, Lélia, arquitecta y urbanista, llegó a sustentar a la pareja cuando el artista todavía estaba conociendo el mundo de las agencias de fotografía.

ESPIONAJE

Salgado, que se radicó en la capital francesa, se había mudado ahí durante el inicio de la dictadura en Brasil. Descubrió sólo ahora, con la apertura de los archivos del régimen militar, que llegó a ser espiado por el gobierno brasileño.

"Me enojé al conocer que las personas sabían todo lo que yo tenía en mi casa", dice Salgado.

"Fue un momento difícil de mi vida, de una inseguridad inmensa. Llegué a pensar que nunca más iba a poder volver a mi país ", afirma.

Pero volvió y retrató la ascensión al poder de Lula y líderes de la izquierda, manteniendo contacto con todos ellos. Tanto que el ex presidente petista hasta fue al estreno de la última exposición de Salgado, con las imágenes de su libro "Gênesis", en Londres.

"Fotografié a Lula cuando él todavía era un líder sindical", cuenta Salgado. "Él es mi amigo desde esa época".

Salgado también estuvo muy cerca del poder en Estados Unidos. En el libro, cuenta con detalles como fue testigo y sacó fotos del atentado contra el presidente Ronald Reagan, que fue alcanzado por un disparo en 1981, cuando salía de un hotel en Washington.

Esas imágenes, que le rindieron una pequeña fortuna a Salgado, no son muy conocidas. Él evita que sean publicadas para que no se vuelvan un "obstáculo" para el resto de su obra fotográfica, pero avisa que en el momento adecuado va a autorizar a que sean publicadas una vez más.

De vuelta al blanco y negro, Salgado está ahora en Brasil para comenzar una nueva serie. Adelanta que va a ir a la Amazonía a fotografiar indios.

"Voy a entrar en la Amazonía como ellos. Quiero subir el pico de la Neblina con un grupo de pajes", cuenta. "Nuestra verdadera historia es la historia de la cultura indígena. Estoy comenzando a trabajar en eso".

Traducido por NATALIA FABENI

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Juan Carlos Hidalgo/Efe

El fotógrafo Sebastião Salgado cuenta los inicios de su profesión en un nuevo libro