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Las inversiones empujan el PIB brasileño, pero el ritmo de crecimiento continuará lento
28/02/2014 - 11h48
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GUSTAVO PATU
DE BRASILIA
PEDRO SOARES
SAMANTHA LIMA
DE RÍO
Una sorpresa favorable le puso un freno a las expectativas económicas negativas de Brasil, aunque por ahora no se visualiza un fin del ciclo de crecimiento lento que ya dura tres años.
Difundido ayer, el Producto Interno Bruto (PIB) de 2013 mostró una expansión modesta del 2,3% y cerró así el peor trienio desde fines de la década del 90.
El empuje vino del resultado del último trimestre, que mostró una mejoría del 0,7% en comparación con el trimestre anterior. Hasta entonces, se temía un resultado negativo, que iba a permitir realizar un diagnóstico de recesión.
Con la noticia de que la economía no había tenido un resultado tan malo durante diciembre, tienden a mejorar así las expectativas para este año, ya que se toma como punto de partida un resultado alentador.
SEÑALES DE FRAGILIDAD
El gobierno de Dilma Rousseff puede festejar también el crecimiento del 6,3% de las inversiones, o sea, del gasto público y privado en obras de infraestructura y compras de equipamientos destinados a elevar la producción.
Sin embargo, ni siquiera el arraigado optimismo del ministro de Hacienda, Guido Mantega, llega al punto de proyectar números más alentadores para el PIB en un horizonte cercano -al final, permanecen señales de fragilidad en los resultados.
El consumo de las familias, que venía impulsando la economía en los años anteriores, tuvo una expansión semejante a la del PIB. Se trató del porcentaje más bajo en una década.
Se trata de una señal de agotamiento de la estrategia oficial de estimular las compras por medio del crédito, especialmente en los bancos estatales, y de la ampliación de los programas de transferencia de renta.
En teoría, el papel de motor de la economía debería pasar ahora del consumo a la inversión. Sin embargo, el ánimo de los empresarios se enfrió en el segundo semestre de 2013, por nuevas incertidumbres en el escenario global, alta de las tasas de interés para contener la inflación y perspectivas de aumentos en la cotización del dólar.
Considerado por el mercado como uno de los países más vulnerables a las turbulencias de la economía global, Brasil acumula en el gobierno de Dilma Rousseff el crecimiento más débil entre las principales economías emergentes -pese a haber una desaceleración generalizada.
El ingreso por habitante subió sólo un 1,4% y alcanzó los 24.065 reales (US$ 10,254) el año pasado, o poco más de 2000 reales mensuales (US$ 852).
Traducido por NATALIA FABENI