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1984
06/02/2014 - 15h54
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SUZANA SINGER
ombudsman@uol.com.br
Lula, Fernando Henrique Cardoso y Folha. Los tres conviviendo en paz. Más que eso, juntos y entusiasmados dentro de una misma campaña.
El diario, creciendo con rapidez en circulación y prestigio, y la unanimidad en la "sociedad civil".
Lo que hoy parece imposible era una realidad en 1984. El telón de fondo: las Directas Ya.
Folha pudo percibir desde antes las oportunidades de la apertura política y, mientras los otros vehículos de la gran prensa dudaban, abrazó la causa del voto directo para elegir al presidente de la República. Conquistó así jóvenes e intelectuales. Se volvió el "diario de las Directas".
Por algunos meses, las páginas de la sección Política ganaron un tono militante, romántico y entusiasmado. La descripción de la elección en la plaza Sé, el 25 de enero de 1984, ocupó prácticamente toda a tapa del diario del día siguiente.
El texto afirmaba que el verdadero "héroe" fue la "multitud", las 300.000 personas que probaron que era posible (y deseado) hacer política con amor, garra y alegría".
Cuando la enmienda constitucional que contemplaba la elección directa no fue aprobada, en abril del mismo año, el título principal fue "¡LA NACIÓN FRUSTRADA!", así, tal cual, en letras mayúsculas, bajo una indicación que convidaba al lector a "usar negro en nombre del Congreso Nacional".
Treinta años después, parece que estamos hablando de otro diario. Folha no se compromete más en campañas -la última fue por el impeachment de Fernando Collor-, busca mantener un tono sobrio en lo que se refiere a política, y la camaradería con Lula y Fernando Henrique Cardoso terminó cuando cada uno ocupó la presidencia de Brasil.
Ese texto sobre la gran elección de Sé no hubiera sido ahora aprobado por algún editor y ese gran entusiasmo estaría en discordancia hasta de los editoriales, en general, ponderados y moderados.
Las circunstancias políticas cambiaron radicalmente. Es difícil imaginar una causa que obtuviera un consenso suprapartidario como el que había para combatir la dictadura. Conquistada la apertura, cada uno fue para su lado, y comenzó la disputa por el poder.
De la misma forma, Folha no tiene más una voz unánime. Muchos de los que se enamoraron del diario en las Directas Ya están hoy entre sus más feroces críticos. Se sienten traicionados por la catarata de denuncias y críticas.
El distanciamiento que se tomó de los partidos políticos y de los llamados "formadores de opinión" fue deliberado. Aún en 1984, cuando surfeaba en el entusiasmo de las Directas Ya, Folha desafió la ansiedad de la "sociedad civil" al no apoyar la candidatura de Tancredo Neves, que disputaba con Paulo Maluf la presidencia. Fue acusada de "malufista".
Al año siguiente, cubrió la enfermedad del presidente electo con informaciones que contradecían la tesis oficial de que Tancredo estaba mejorándose. Fue acusada de promover malos augurios y de ser antipatriótica.
En ese mismo año, un nuevo proyecto editorial declaraba que "no debemos ambicionar las unanimidades, pero sí el reconocimiento de la identidad por la diferencia".
Con un ímpetu casi juvenil, el texto defendía que "practicar la crítica sustantiva (...), contra todo y contra todos, es una obligación no solo moral sino también política del periodismo, especialmente en un país donde las circunstancias se dotaron tan generosamente de problemas y de posibilidades".
Es bueno recordar esas palabras 30 años después, cuando van a realizarse elecciones presidenciales y un Mundial en Brasil. El diario tiene ahora otros desafíos impuestos, como mantener la relevancia y la calidad en un mundo inundado por información, pero "apartidismo", "crítica" y "pluralidad" todavía son metas que deben ser perseguidas con ahínco.
Acaba de empezar el año y las acusaciones ya están a la orden del día. Unos dicen que Folha hace fuerza para que todo salga mal durante el Mundial, otros piensan que el diario sirve de proveedor de municiones para la oposición, mientras que otro grupo ve a la Redacción rendida ante el PT.
Que sigan llegando muchas críticas, esa es una ayuda valiosa para el trabajo de una ombudsman, pero que esas críticas tengan en cuenta aquello que Folha se propone.
Traducido por NATALIA FABENI