Leer, ver, creer

13/03/2014 - 15h12

A juzgar por lo que se discute en la prensa -explosión de Internet, caída de la venta de diarios y revistas impresos, pérdida de la audiencia de la televisión abierta-, los brasileños ya entraron de lleno en el periodismo 2.0, aunque no es tan así.

Una investigación con bastante alcance acerca de hábitos con respecto a los medios (18.000 entrevistas en 848 municipios), hecha por el gobierno de Brasil, muestra que el dominio de la televisión es todavía absoluto.

Su amigo radical, profesor universitario que lee en francés y no tiene televisión, es la excepción de la excepción, 97% de los brasileños ven televisión, 65% hacen eso todo el santo día, en un promedio diario de tres horas y media.

En la supremacía de la televisión abierta, la Globo, como era de esperar, lidera con una ventaja holgada. A la pregunta espontánea de qué noticiero ve, un 45% dijo "Jornal Nacional", un 16% respondió "Jornal da Record" y un 8% citó "Ciudad Alerta", también de Record.

Sólo una elite se deleita con las perversidades de "Game of Thrones" y con los jardines de "Downton Abbey": un tercio de los hogares tiene televisión paga (31%), especialmente en los más ricos y en los localizados en las grandes ciudades.

Es menos el porcentaje de los que, en el extremo opuesto, dependen de una antena parabólica para ver sus programas favoritos en la televisión abierta (37%).

La radio, siempre olvidada en los debates sobre los rumbos de los medios tradicionales, continúa firme y fuerte. De acuerdo con la investigación, el 60% de los brasileños escuchan radio, 21% todos los días, en promedio, por tres horas.

La mayoría de los brasileños nunca entra a Internet, pero el potencial de crecimiento de la red es evidente cuando se observa a los más jóvenes. Entre los que están en la franja de 16 a 25 años, el 48% navega la Web todos los días.

Además de la edad, el determinante para estar on-line es la escolaridad, ingreso y vivir en una gran ciudad. De los entrevistados que tienen hasta cuatro años de escolaridad, sólo un 8% acceden a la red una vez por semana, en lo alto de la pirámide, entre los que terminaron la universidad, ese número salta al 87%.

Ese otro amigo radical, el abogado que considera ridículo contar su vida en Facebook, es también un punto afuera de la curva. De los internautas, el 67% tiene cuenta en la red social de Mark Zuckerberg y el 31% dicen que se informan a través de Facebook.

Un cuarto de la población adulta declara leer diarios impresos, especialmente la porción más escolarizada. Pero el lector asiduo que, como usted, sigue a Folha de domingo a domingo es tan raro como sus amigos también raros que le dan la espalda a Globo y a las redes sociales: sólo un 6% lee el diario todos los días.

La fuerza del impreso no está en el alcance sino en la credibilidad. Mientras un 53% de los entrevistados confía (siempre o muchas veces) en las noticias de los diarios, sólo un 28% dicen lo mismo en relación a sitios y 22% sobre blogs.

Puede ser que el diario se esté volviendo alimento para animales en peligro de extinción, pero lo fundamental es no perder el voto de confianza del lector.

La lucha por la supervivencia consiste en garantizar un espacio relevante en Internet, donde está la audiencia del futuro, manteniendo el prestigio de la marca del impreso.

Traducido por NATALIA FABENI

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