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Publicado en 11/04/2016

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Las almas desencantadas de las calles

27/11/2017 - 14h23

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PAULA CESARINO COSTA

Un año después de la celebración de los Juegos Olímpicos, el Estado de Río batió un récord lamentable: la ciudad se tornó campeona en acuerdos judiciales, y es que la cúpula de los Poderes Ejecutivo y Legislativo fluminenses de los últimos 20 años está en prisión, bajo diversas acusaciones de desvío de dinero público.

La secuencia es impresionante. En la cárcel los ex gobernadores Anthony Garotinho (1999-2002), Rosinha Garotinho (2003-2007) y Sérgio Cabral (2007-2014). Este último arrastró consigo a la ex primera dama Adriana Ancelmo. Los ex presidentes de la Asamblea Legislativa Jorge Picciani y Paulo Melo engrosan la nefasta escalada alineación de detenidos que dividían el ejercicio del poder en el Estado.

Como si no bastara, también están detenidos poderosos exsecretarios de Estado y los empresarios que a ellos se asociaron en actos delictivos.

El remanente del grupo es el gobernador Luiz Fernando Pezão, que fue destituido por el Tribunal Regional Electoral, pero se mantiene en el cargo porque recurre la sentencia en una instancia superior.

No hay parámetro en la historia política brasileña reciente de un escándalo de ese porte en gobiernos estatales.

Además de política, la crisis también es financiera. La segunda mayor economía del país, Río decretó calamidad pública en 2016, no pagó proveedores, retrasó salarios (funcionarios no recibieron hasta hoy la paga extra de Navidad), desató hospitales, desmontó la política de seguridad.

La situación empezó a agravarse inmediatamente después de los Juegos Olímpicos. Coincidiendo con el recorte de plantilla que Folha llevó a cabo en su sede de Río.

Desde entonces, viene perdiendo el protagonismo en grandes coberturas que envuelven al Estado: operaciones derivadas de la Lava Jato, aniquilamiento amplio de liderazgos políticos, disputas entre facciones criminales, el fin de la política de seguridad pública hasta hace poco tiempo exitosa, la quiebra de los sistemas de educación y salud.

A pesar de haber acumulado buenos reportajes en 2017, Folha no se destacó a la altura de la gravedad del caso en ninguno de los temas.

Para muchos lectores, el periódico pasó la impresión de que, concluidas las Olimpiadas, no había por qué mantener a Río entre sus prioridades. Movimiento similar fue llevado a cabo por organismos de medios internacionales. Muchos de ellos disminuyeron o extinguieron su estructura en la ciudad.

Si es comprensible la decisión de extranjeros, se debe cuestionar lo que parece ser el cambio de prioridad de Folha. El resultado objetivo es que el periódico ha perdido variedad, profundidad y agilidad noticiosa. Esta semana, fue el último de los grandes periódicos en informar sobre la prisión de Anthony y Rosinha Garotinho.

El secretario de Redacción Roberto Dias dice que hubo un fallo puntual en el caso citado y que "el periódico es más ágil hoy en Río que antes".

No fue la primera vez. En la Operación Unfair Play, que investigaba la compra de votos para Río-2016, el periódico fue lento para entrar en el caso y mostrar contundencia editorial. Era de esperar que la investigación recaería sobre Carlos Arthur Nuzman que mandó en el deporte olímpico brasileño durante décadas hasta ser arrestado.

Aunque en el día a día de los desdoblamientos de la Lava Jato en Río Folha se ha quedado en desventaja en relación a competidores, logró dar exclusivas relevantes, como el reportaje que informó que no habían sido incautadas las joyas más valiosas del supuesto esquema de Cabral- Ancelmo de blanqueo de capitales.

Días recuerda que Folha, por ejemplo, el estudio realizado por Datafolha (instituto de estadística) en Río que jamás había sido hecha antes y pautó el noticiero de la competencia.

Es perceptible la intención de invertir en diferenciales como las especies de crónicas de la Lava Jato, con el objetivo de dar al lector algo más que los telediarios y los sitios.

Se espera más del mayor periódico del país y con influencia nacional. En mi opinión, Folha tiene que recalibrar sus herramientas para estar a la altura de la dimensión de la tragedia fluminense.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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