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Nuestro Edward Snowden
29/08/2013 - 11h37
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PATRÍCIA CAMPOS MELLO
COLUMNISTA DE FOLHA
Es irónico que el diplomático Eduardo Saboia vaya a transformarse en el querido de la derecha y de la oposición, con el respaldo de los presidenciables Aécio Neves y Eduardo Campos.
En la página de apoyo a Saboia en Facebook hay una multitud de personas criticando al asesor internacional de la Presidencia, Marco Aurélio Garcia, y a la política externa "comunista" o "tercermundista" de la presidenta Dilma Rousseff y de su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva.
Saboia era de izquierdas. Trabajó cinco años como asesor directo del entonces canciller Celso Amorim. Era alguien muy próximo al embajador en Bolivia, Marcel Biato, que fue el brazo derecho de Marco Aurélio Garcia. No se trata de ser de la oposición o de criticar la política externa brasileña.
La actuación de Saboia fue específica en relación al tratamiento que se le estaba dando a Roger Pinto y a la actuación de Brasil con Bolivia.
"No consideré la ideología del senador, fue una acción humanitaria, estaba corriendo peligro de muerte", me dijo el diplomático la última vez que conversamos. Él votó a la presidenta Dilma en las últimas elecciones.
Alan Marques/ Folhapress |
La actuación de Saboia fue específica en relación al tratamiento que se le estaba dando a Roger Pinto y a la actuación de Brasil con Bolivia. |
"No se trata de un golpe contra la política externa brasileña". Saboia cometió, sí, una insubordinación. Pero el contexto humanitario la justifica.
El senador no comía hacía varios días y estaba muy deprimido. El grupo de trabajo tenía como función de postergar una situación que ya duraba 15 meses.
La situación del senador era inadmisible. El gobierno de Evo Morales se negó a dar un salvoconducto para el senador para que pudiese ir hasta Brasil con seguridad, un hecho inconcebible. Hasta las dictaduras militares concedían salvoconductos. Durante meses, Morales usó a los hinchas corintianos como moneda de cambio (los detenidos, de hecho, fueron liberados a través de la negociación de Saboia).
Ninguna realpolitik del gobierno brasileño con sus vecinos y socios comerciales del sur justifica esa situación.
Eduardo Saboia es nuestro Edward Snowden. Él sabía las consecuencias que traería su insubordinación, pero aún así siguió adelante, e hizo lo correcto.
¿Por que la Unasul fue rápida al condenar el rechazo de Reino Unido de dar un salvoconducto a Julian Assange, el fundador de Wikileaks asilado en la embajada de Ecuador en Londres?
¿Por que Mercosur afirmó en un documento, firmado en la cúpula de julio, que los Estados no pueden "impedir la implementación" del derecho de asilo "por cualquier medio" - refiriéndose - a Edward Snowden?
¿En que se diferencian ellos de Roger Pinto?
El boliviano, puede decirse, está acusado de delitos comunes. Ahora, Assange está bajo una orden de arresto por una acusación de violación. Y Snowden será acusado por violar la confidencialidad de los datos con los que trabajaba.
En Brasil hay cerca de 100 asilados políticos bolivianos, todos políticos de la oposición y familiares que llegaron desde que Morales asumió el poder - la mayoría tiene varios procesos en curso y afirma que el gobierno de Morales usa la Justicia como instrumento de persecución política.
El hecho es que Pinto hace oposición a Morales y Brasil no quiere "hacer ruido" en Bolivia. Bolivia, sin embargo, no demuestra muchos escrúpulos cuando lidia con Brasil - véase la inspección del avión del ministro Celso Amorim, la expropiación de las refinerías de Petrobras en Bolivia en 2006, etc. etc. La lista es larga.
Traducido por MARÍA MARTÍN