¿Protestas del 7 de Septiembre a favor de quién?

09/09/2013 - 09h17

Cada uno es libre de hacer aquello que considere más adecuado, pero cuando se está, de hecho, al servicio de una causa, está bien reflexionar un poco sobre el resultado y la eficacia de sus acciones.

Si lo que se quiere es, realmente, agitar a la clase política y forzarla a salir su área de confort, las protestas del Siete de Septiembre mostraron que los manifestantes se perdieron en el camino desde junio.

Faltó gente en la calle, sobró bronca. La fantasía dio lugar a la rabia y el miedo. Una mezcla que puede hasta estimular a los alborotadores, pero que sirve exactamente a la clase política que ellos dicen que quieren combatir.

Siguiendo en esta línea, las calles se quedarán cada vez más vacías. Y el coro en defensa de la represión a los vándalos solo aumentará. De nuevo, algo que solo ayuda a los dueños temporales de los palacios, acostumbrados a este tipo de juego, en el que se perpetúan.

Tal vez por eso sea el momento de quitar las máscaras a los enmascarados. No de todos, pero de algunos, que se hicieron llamar defensores de causas genéricas y están más preocupados en causar problemas por su propia causa.

De paso, el uso de la máscara en las protestas que, en un principio, sirvió para animar el conjunto de alegorías y disfraces de los manifestantes, se convirtió en símbolo del miedo y de la voluntad de depredar bajo el anonimato.

Defenderlas puede tener un sentido carnavalesco y leve, pero, en este momento, solo ayuda a los que ya no sirven más a un movimiento que pretendía limpiar nuestra vieja clase política.

Desde hace mucho que la máscara sirve, la mayoría de las veces, a los que no tienen coraje de enfrentar la luz del día. Precisan esconderse para dar secuencia a sus actos. Nada que ver con aquel sentimiento de héroes enmascarados de los comics

El hecho es que nuestros enmascarados de hoy están haciendo un juego que acaba interesando a aquellos que, supuestamente, iban a ser sus objetivos. Queda la pregunta: ¿A favor de quién están exactamente?

Traducido por MARÍA MARTÍN

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