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Presal, preelecciones
22/10/2013 - 11h18
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ELIANE CANTANHÊDE
COLUMNISTA DE FOLHA
Como era previsible, una vez acabada la subasta del campo de Libra, comienza automáticamente la guerra política de versiones sobre las ventajas y desventajas del resultado.
Para la oposición, el formato impuesto por la presidenta Dilma Rousseff es demasiado intervencionista, entregando en bandeja de plata la operación y el mínimo del 30% de participación a Petrobras, empresa que ve cómo se desploma su confianza y valor durante los años petistas. Ese formato, ahuyentó, así, a los gigantes internacionales del sector. Tanto, que solo un consorcio se presentó, y con la oferta mínima, sin mayor especulación.
Rony Maltz/Folhapress |
Momento de la subasta del campo Libra que venció un consorcio liderado por Petrobras junto a Shell, Total y las compañías chinas CNPC y CNOOC |
Los socialdemócratas del PSDB también atacaron al Partido de los Trabajadores (PT), recordando que el partido condenó las privatizaciones del gobierno de Fernando Henrique Cardoso y ahora va por el mismo camino, continuando con la obviedad de que nada se hace sin capitales privados e internacionales. Argumentan que el régimen de explotación impuesto por los petistas es algo más que un nuevo nombre.
Entre los gritos de la oposición, hay senadores en el Congreso como Roberto Requião (PMDB-PR), que se opusieron radicalmente a la subasta a favor de los sindicalistas. Esas protestas, sin embargo, tuvieron poca repercusión.
Del lado del gobierno, el Planalto y el PT defienden un consorcio que, a pesar de vencer sin competidores pagando el precio mínimo, tiene un 40% de participación de Petrobras, otro 40% de las europeas Total y Shell y 20% de las compañías chinas CNPC y CNOOC.
Repitiendo la retórica de los años de FHC, el gobierno argumentó que ayer fue "un día histórico". El consorcio es gigante y Brasil, según el senador Jorge Viana (PT-AC), aprovechará "ese boleto premiado [el presal] poniéndolo frente a interés del ciudadano, no solo del sector privado".
En la guerra política, gana quien habla más alto y tiene los canales a disposición para hacerlo. La mayoría de la población no sabe nada de la subasta, y la mayoría de los que saben no toman partido o, como mínimo, mantienen sus dudas. Lo que acaba prevaleciendo es el discurso ufano de Rousseff. Ella se mantuvo lejos y a salvo de la subasta, pero supo asegurar sus votos hablando del "día histórico" en la televisión.
Traducido por MARÍA MARTÍN