"Inclusión empresarial"

22/01/2014 - 11h45

La Dilma Rousseff que va a Davos esta semana no es la misma que llegaba con su dedo levantado a la ONU, a Alemania y Sudáfrica, diciendo que Brasil era una isla de éxitos en un mundo plagado de fracasos. Si así era, no parece serlo más.

Crecimiento débil, inflación llegando al techo de la meta, una balanza comercial desbalanceada, atraso en los pagos Y ahora, algo más: el empleo no parece ser una maravilla.

En una investigación donde fueron relevadas solo seis regiones metropolitanas, el desempleo es inferior al 6% pero, en todo el país, llega a 7,4%. El número no es malo, pero no es para festejar ni hacer un show en Davos.

Incluso por eso, Dilma todavía no termina de cerrar su discurso y amplió la base de colecta de datos que pretende continuar estudiando durante el vuelo, antes de terminar el texto final que va a leer. Como ya no hay mucho para hablar del pasado, va a hablar sobre el futuro.

"El futuro le pertenece a Dios", pero es con él con quien Dilma va a intentar librarse de los datos incómodos de la economía, consolidar la sensación que de va a ser reelecta y reconquistar la confianza perdida entre los grandes inversores internacionales.

Además de hacer foco en el Mundial, las Olimpíadas, en las obras de infraestructura y en el gran mercado brasileño, Dilma tendrá también que lanzar una nueva bandera: la de la "inclusión empresarial".

Mientras los líderes de las grandes potencias estarán hablando de grandes números macroeconómicos, ella podrá sacar a relucir la importancia económica y social de las micro y pequeñas empresas en Brasil.

Alexandre Tombini (Banco Central) consultó al ministro del área, Afif Domingos, y escuchó que las pequeñas empresas son más del 95% (ocho millones) del total, tienen un peso decisivo y van a ganar un paquete de beneficios este año: menos burocracia, más estímulos.

¿Les parece poco para el Forum Económico Mundial? Bueno, es mejor que no tener de qué hablar.

Traducido por NATALIA FABENI

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