Mi historia: Roban en la casa de una abogada, la profesional identifica a los ladrones y obtiene una indemnización

01/09/2015 - 14h32

Fue un domingo de Carnaval, el 2 de marzo de 2014. Salimos de casa cerca de las 14.30 para visitar a un familiar enfermo.

Cuando regresamos, vimos dos vehículos de la policía en la puerta de casa. Pensamos que podía ser un accidente. Pero el portón estaba forzado y cuando entramos estaba todo revuelto.

Fue un momento de terror. Todo lo que teníamos guardado en los cajones estaba en el piso, mezclado.

Se llevaron tres computadoras, iPad, iPods, ropa, relojes, perfumes y joyas. Comencé a investigar lo que había sucedido al día siguiente.

Toqué las puertas de las casas de los vecinos pidiendo imágenes de la cámaras de seguridad porque la nuestra no estaba funcionando ese día.

Vi las imágenes cuadro por cuadro intentando visualizar los puntos importantes. Identifiqué a las personas que entraron a mi casa y después imprimí las imágenes.

Entregué el material a los equipos de seguridad de las calles vecinas, a los vecinos y a la policía. Comenzamos a prestarle atención a todas las personas que tuvieran características similares a los delincuentes.

El 18 de abril, mi marido se encontró en la calle con un hombre con la misma ropa que estaba usado la persona que había robado nuestra casa.

Llamó a la policía, que llegó rápidamente y abordó al hombre. Durante ese lapso de tiempo, una vecina también llamó a la policía porque habían entrado a su casa.

Vimos por las imágenes de las cámaras de la casa de ella que eran los mismos que habían robado mi casa, el hombre fue detenido in franganti y, a partir de ahí, surgieron más informaciones.

Hice una búsqueda incansable en las redes sociales, sitios de búsqueda y el Tribunal de Justicia a partir del nombre del preso. Con el rostro y el sobrenombre del segundo, que la policía me pasó, lo encontré en una red social. En una de las fotos estaba usando una camisa de mi marido.

Encontré la dirección del ladrón y se la pasé a la policía. Fue preso y, en su casa, encontraron una pistola.

Los dos delincuentes confesaron el delito. Uno fue condenado a dos años y seis meses de prisión y el otro, a tres años y ocho meses. Ambos tenían antecedentes criminales.

Después del robo, casi tuve ataques de pánico. La sensación era de inseguridad: un desconocido había entrado a mi casa y revisó mi intimidad.

Pusimos rejas en todas las ventanas. Mi hija de 11 años preguntó por qué los delincuentes nos asaltan y somos nosotros los que tenemos que quedarnos encerrados en casa. Ella está bajo tratamiento psicológico hasta hoy.

Recuperamos poquísimas cosas porque ya habían vendido todo. Nuestras computadoras tenían cosas valiosas y sentimentales. En julio falleció mi suegra y allí había fotos y videos que nunca más volveremos a ver.

Pero, para comprobar el delito, tenía un archivo con las facturas de los productos y los cables de los equipos que se habían llevado.

Hice una planilla detallada con fotos y datos de lo robado y la presenté ante el juez, quien ordenó que fuera abonada una indemnización por daños materiales por un valor de R$ 100.000 (US$ 27.500).

Por ser menos violento, el hurto termina siendo tratado con menos prioridad por la policía. Pero la víctima puede ayudar. En ningún momento hicimos justicia por mano propia, solamente colaboramos con informaciones.

Aprendí que no se debe dejar nada guardado. Si a uno le regalan una bebida especial y quiere guardarla para una ocasión particular, el momento de abrir la botella es cuando uno recibe el regalo. Tampoco deben guardarse joyas en los porta joyas, porque es el primer lugar que el delincuente revisa.

Traducido por NATALIA FABENI

Lea el artículo original

	Zanone Fraissat/Folhapress
	Una abogada logró identificar a los ladrones que habían entrado a su casa y fue indemnizada