En los últimos años, Brasil registró récords de deforestación en el cerrado, de baja de ríos en la Amazonia, de lluvias en el Sur y de incendios en el Pantanal. En 2024, por una mezcla de factores climáticos y humanos, los incendios se propagan por la mayor planicie inundable del mundo de forma inédita para esta época del año, lo que pone bajo presión —y duda— el plan de combate al fuego de los órganos públicos, sobre todo del Gobierno Federal.

El presidente de Ibama (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables), , defiende rediseñar la estrategia de enfrentamiento y prevención de incendios, inundaciones y otros eventos climáticos extremos. "Dominamos técnicas de combate a incendios, tenemos brigadistas, pero nunca tuvimos una flota de aeronaves, una estructura", dice él a Folha. "Brasil tiene una de las cosas más geniales del mundo, que es la escuadrilla de humo, pero no tiene una escuadrilla contra el fuego".

Esta semana, el gobierno puso a disposición aeronaves militares para ayudar en el combate. Como mostró Folha en un reportaje reciente, la falta de aviones y helicópteros retrasa las operaciones. Agostinho afirma que los órganos ambientales actúan con un plan elaborado tras los incendios de 2023, y que el órgano tiene hoy 2.100 brigadistas, lo cual es un récord —espera llegar a 2.400 al final del año. "Pero, incluso con todo lo que hemos diseñado hasta aquí, tal vez sea insuficiente. Y entonces tenemos que mirar hacia lo que podemos repensar. El desafío es montar una estructura a la altura de la crisis climática. Esa estructura Brasil aún no la tiene. No es una crisis de Ibama: es nacional, involucra estados y municipios", afirma.

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