El Manto de Tupinambá enciende el debate sobre la repatriación a Brasil de reliquias históricas

El Museo Nacional de Río recibirá ropa indígena de 400 años que estuvo en Dinamarca

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São Paulo

Para que un manto sea tejido por el pueblo indígena Tupinambá, el territorio tiene que estar en calma. Y con un hilo de algodón sellado con cera de abeja, que le da resistencia a la pieza, se cosen plumas de distintas aves.

Hace dos años, la última prenda que se confeccionó contaba con 3.500 plumas y tardó cuatro meses en tejerse. Los nuevos mantos despiertan un conocimiento que estaba adormecido por la distancia entre los tupinambás y las vestiduras sagradas de sus antepasados, todas ellas actualmente en suelo europeo.

El Manto Tupinambá que Dinamarca devolverá a Brasil - Roberto Fortuna/Divulgação

Ahora, con poco más de un metro de largo y 60 centímetros de ancho, volverá a Brasil el manto Tupinambá elaborado en el siglo XVII con plumas de ibis, un ave roja que habita en la costa brasileña.

Será recibido y conservado en el Museo Nacional de Río. La pieza fue donada por el Nationalmuseet, en Copenhague (Dinamarca), donde se encontraba desde 1689.

A pesar de que el manto tupinambá es una donación fruto de la negociación entre museos, su historia se inserta en un contexto de devolución de reliquias históricas a sus países de origen, avivando el debate sobre el envío de piezas arqueológicas y artísticas sustraídas de su territorio durante los períodos de la colonización.

Los esqueletos maoríes fueron repatriados a Nueva Zelanda en 2016. El año pasado, Alemania devolvió 20 bronces de Benin a Nigeria, y los Países Bajos anunciaron que devolverían más de 478 artefactos a Indonesia y Sri Lanka.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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