Mujer negra y pobre, la única brasileña en los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964

Aida dos Santos ni siquiera tenía zapatillas para el salto de altura, pero quedó en cuarto lugar

Rio de Janeiro

A la edad de 27 años, Aida dos Santos no tenía zapatillas, ni entrenador, ni colchón y, a menudo, ni siquiera comida. A los 83 años, tiene innumerables medallas, tres diplomas, una pista de atletismo que lleva su nombre y un documental.

Comenzó por casualidad, en los partidos de voleibol los domingos durante la adolescencia. La compañera que la llevaba en bicicleta practicaba atletismo y la chantajeó: "Si hoy no hay quórum para el partido y te niegas a hacer el salto de altura, te vuelves a casa andando".

Aida dos Santos ( Foto: Ricardo Borges/Folhapress) - Folhapress

El resultado fue que Aida se convirtió en la única mujer brasileña de los Juegos Olímpicos de 1964, la última que se celebró en Tokio. La capital japonesa volvería a organizar el campeonato a partir del viernes (24), pero se ha pospuesto para 2021 debido a la Covid-19.

La atleta mezcla afecto y tristeza al recordar los días que pasó en el país cuando tenía 27 años. "Lloraba mucho en aquel Japón, Dios mío", dijo en la casa donde vive con su esposo en Niterói, en la región metropolitana de Río.

Las lágrimas eran producto de la soledad de participar en unos Juegos sin entrenador, sin intérprete, sin uniforme, sin nada. La negligencia comenzó incluso antes de la competencia, cuando ella y otro colega negro se vieron obligados a pasar por cinco eliminatorias a pesar de haber conseguido el índice olímpico de la época, de 1.65 metros (hoy son 1.96 metros).

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

Lea el artículo original