Cuando escuchó de boca de su primo que un hombre se levantó del suelo sin un rasguño después de haber girado de cabeza durante casi cinco minutos en la plaza de São Braz, en Belém, Leony Pinheiro, entonces con 12 años, quedó impresionado. "Fuimos allí para verlo, y simplemente me enamoré", dice él a Folha. "Esto es lo que quiero hacer en mi vida", recuerda el paraense sobre lo que pensó ese día. El joven, que en ese momento trabajaba como reparador de bicicletas —"en São Paulo sería como un cuidador de autos, pero de bicicletas"—, acababa de tener su primer contacto con el breaking.
Actualmente, a los 28 años, Leony sueña con llevar el breaking mezclado con tecnobrega a los Juegos de París, donde el baile callejero hará su debut como modalidad olímpica.
Leony es el único brasileño que aún tiene posibilidades de buscar una plaza en el circuito olímpico. Participará en las dos últimas etapas clasificatorias, en Shanghái, China, del 16 al 19 de mayo, y luego en Budapest, Hungría, del 20 al 23 de junio. Solo los siete primeros de cada género obtendrán un lugar en París. La nueva modalidad olímpica contará con 32 atletas, 16 hombres y 16 mujeres, respetando una cuota máxima de dos B-Boys y dos B-Girls por país. Francia, país anfitrión, ya tiene garantizados dos lugares, uno por género.