Tras 7 años entre Piauí y São Paulo, el conductor Cícero al fin conoce la Avenida Paulista

Para Cícero de Oliveira, la capital de São Paulo se reducía a la autovía, el barrio Casa Verde y la calle 25 de Março

São Paulo

En el trayecto  entre el barrio Casa Verde y Avenida Paulista, todo es nuevo. Lo único que reconoce es el estadio Pacaembu, tan bonito como se ve por televisión.

"Quería venir un día que el Flamengo jugase, pero deben ser un lío la entrada y la salida", dice, interrumpiendo el silencio, el atento pasajero en el asiento trasero.

Para el conductor, durante siete años, São Paulo se ha visto reducido a la autovía Tietê, unas pocas calles de la zona norte, la calle 25 de marzo y la estación Grajaú.

Cícero Martins de Oliveira, en la Avenida Paulista. (Foto: Jardiel Carvalho/Folhapress. COTIDIANO) - Folhapress

Cada semana, dando el relevo a otro conductor, Cícero Martins de Oliveira, de 38 años, recorre 2.805 km en un autobús entre Piripiri (Piauí), una ciudad de 63 mil habitantes, y la capital de São Paulo. El viaje dura tres días, después tiene otros cuatro para descansar antes de iniciar el retorno.

Atravesar Brasil, para él, no es nada fuera de lo normal. Mucho más difícil es conseguir recorrer los 7 km que separan el barrio de la zona norte, donde se queda en São Paulo, y la emblemática arteria de la metrópolis, la Avenida Paulista. "No salgo mucho ni como fuera, porque es un gasto. Si haces eso, no se consigue el objetivo".

La meta de Cícero es sencilla e igual para innumerables residentes: mantener a su esposa y sus tres hijos con los R$ 1.500 de su salario. En los meses en que viaja menos, recibe R$ 1.200. Así que la Paulista, el parque Ibirapuera, centros comerciales, restaurantes, museos y una multitud de atracciones no forman parte de su vida.

Después de siete años, la São Paulo de Cícero se compone solo de piezas desconectadas de la ciudad. "Fui a la estación de Grajaú una vez porque tengo una hermana que vive allí".

Esta semana, invitado de Folha, puso los pies en chanclas, por primera vez, en la Avenida Paulista.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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