Kaio J. saltó un muro y lanzó un beso al conductor que se encontraba parado en un embotellamiento. Apenas un segundo después, rompió la luna lateral del automóvil, metió la mitad del cuerpo en el vehículo, agarró el teléfono celular y salió corriendo.
Con cortes en el brazo y la cara ensangrentada debido a los cristales, dos policías lo detuvieron un poco más adelante. En sus bolsillos llevaba tres teléfonos celulares. Y el robo tenía un propósito: cambiar los dispositivos por droga.
A los 19 años, el joven de baja estatura y cuerpo delgado no es una excepción en una región del centro de São Paulo, que comenzó a ser ocupada por toxicómanos en los años 90 y se ha hecho conocida como Cracolândia, la tierra del crack.
Casi la mitad de sus consumidores habituales (46%), según un estudio de la Unidad de Investigación de Alcohol y Drogas de la Unifesp (Universidad Federal de São Paulo), compra drogas con lo que saca de robos.
Elaborado en diciembre, el trabajo se basa en la información extraída de las entrevistas realizadas a 240 personas. Asimismo, el estudio calculó la población habitual del lugar a través de dispositivos portátiles, controlados discretamente por los investigadores, que los mantenían ocultos en los bolsillo de las batas de laboratorio.
Según el estudio, de media, 1.680 personas consumen drogas diariamente en la Cracolândia, que se extiende por las calles de Santa Ifigênia, Campos Elísios y Luz, una zona que en un pasado lejano albergaba mansiones y residencias de la alta sociedad de São Paulo.
Los investigadores también concluyeron que cada usuario gasta, de media, R$ 192,5 al día en crack. En otras palabras, mensualmente el tráfico recauda allí R$ 9,7 millones (US$ 2,4 millones).
De acuerdo con los datos del Tribunal de Cuentas del Municipio, el monto es superior al calculado por la administración del alcalde Bruno Covas (PSDB), en 2019, a través de la subprefectura de Sé (R$ 7,3 millones, de media), a la que pertenece la región de la Cracolândia.
Calificada en sus informes por la policía de São Paulo como "mina de oro" y "el mayor punto de venta de drogas del país", la Cracolândia es controlada por la facción criminal PCC.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA