Lo que queda de la Mata Atlántica contrasta con las torres de hormigón y vidrio que emergen en los márgenes del río Pinheiros, en la zona sur de São Paulo.
La zona verde, contigua al Parque Burle Marx, supera el kilómetro. Casi la mitad de este bioma es una reserva pública protegida. La otra parte solo sobrevive en el paisaje gracias a decisiones judiciales provisionales que impiden la construcción de inmuebles.
El movimiento de vecinos SOS Panamby expuso hace casi una década en la prensa el intento de supresión de la vegetación nativa por parte de constructoras que contaban con autorización del Municipio de São Paulo para construir en la zona, lo que llevó al Ministerio Público Federal a investigar y denunciar el caso.
Falta convencer al gobierno municipal para que asuma el costo de expropiar el área de alrededor de 160.000 metros cuadrados, que haría que el Burle Marx duplicara su tamaño.
Al presentar la propuesta de revisión del Plan Maestro al Ayuntamiento, el consistorio de Ricardo Nunes (MDB) no incluyó estos terrenos en el marco de los nuevos parques planificados. La Secretaría de Medio Ambiente y Verde informa que es necesario profundizar los estudios de factibilidad.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA