Olimpiada Rio 2016

En el morro da Mangueira hubo "área vip", música funk y asado durante la ceremonia de apertura

El Cristo está allá a lo alto, y el estadio Maracaná explota en mil colores a sus pies. Rodeada por los morros do Salgueiro, da Formiga y de Andaraí, la ventana de Roselena Anastácio tiene vista privilegiada hacia el estadio. Con un ojo en la televisión y otro en el estadio, la mujer no se cansa de lanzar elogios: "¡Pero qué bonito!", exclama.

Desde que nació, hace 36 años, Rose, como es conocida, vive en el morro da Mangueira, en una localidad llamada Pedra.

"Es un buen momento, al menos por ahora. La ciudad fue 'maquillada' a las apuradas. Esos remiendos no van a durar mucho. Después Río va a volver a la normalidad", critica. "Están hechos para que los gringos y la prensa los vea".

Periodistas no faltaban la noche de la apertura de los Juegos Olímpicos, este viernes (5), en las terrazas de la favela. Solamente en el barrio de Rose, con vista al Maracaná, había 14 equipos de 26 periodistas, casi todos extranjeros.

La familia de la empleada doméstica alquiló cinco terrazas. Algunas de ellas parecían áreas vip, con música, cerveza, asado y algunas entradas para calentar el estómago.

El morro da Mangueira fue pacificado en 2011. Para el guía Rogério Vaz, de 31 años, la noche de la apertura de los Juegos Olímpicos fue especial para los vecinos de la favela y todavía más para él. Vaz guió a unos 50 profesionales de prensa hasta las terrazas con vistas privilegiadas al Maracaná.

"Conocí gente de Alemania, Argentina, Chile, Portugal y Estados Unidos, todo esta noche. Estamos tranquilos, todos bien", festeja.

Cada equipo pagó R$ 120 por el alquiler del espacio, cervezas, gaseosas, comida, todo fue abonado aparte. Los equipos llegaron al lugar en moto-taxis. En días comunes el viaje cuesta R$ 3, pero como era un día de fiesta el valor subió hasta R$ 5. El equipaje era cobrado aparte.

Según Thiago Santana Peçanha, de 31 años, que es vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Complejo da Mangueira, el dinero recaudado fue repartido entre los guías de la favela y los dueños de las terrazas.

"No fuimos beneficiados en absolutamente nada con la Olimpíada", se quejó. De acuerdo con sus cálculos, el dinero usado en la reforma del Maracaná corresponde a seis veces el monto que la comunidad necesita para obras básicas de infraestructura. "La fiesta está sucediendo en nuestro jardín, pero lamentablemente no fuimos invitados".

Al abrir las puertas de la favela a la prensa internacional, el vicepresidente de la asociación cree que la acción puede ir más allá de una visita turística. Puede también favorecer a Mangueira.

Explica: "Con la prensa circulando por aquí, tenemos la oportunidad de que el mundo descubra cómo vivimos, las carencias que tenemos y, así, presionar a las autoridades".

Traducido por NATALIA FABENI

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Diego Padgurschi /Folhapress
Vecinos del morro da Mangueira miran los fuegos artificiales que explotan en el estadio Maracaná
Vecinos del morro da Mangueira miran los fuegos artificiales que explotan en el estadio Maracaná
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