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"El Congreso brasileño debería disolverse", defiende sociólogo español

03/07/2013 - 09h47

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ROBERTO DIAS
SECRETARIO-ASISTENTE DE REDACCIÓN

El sociólogo español Manuel Castells, 71, cree que el actual Congreso brasileño no puede reformarse. Castells defiende que debe disolverse y dar lugar a una asamblea constituyente.
"El gran problema de Brasil no es económico, sino político", afirma. "Si el sistema político no se altera, la esperanza de cambio representada por el movimiento se convertirá en rabia colectiva y cinismo individual".
Castells es uno de los estudiosos más reconocidos de los movimientos en red y de sus efectos en la política. Castells estaba en Brasil el mes pasado por coincidencia durante las protestas.
Su experiencia fue publicada en un artículo en el periódico "La Vanguardia", de Barcelona. En el texto, el sociólogo escribe que fuerzas policiales del Distrito federal y del Ministerio de Justicia mataron manifestantes, lo que no ocurrió.
En una entrevista por email a Folha, Castells dice que "Brasil llegó a un punto no sostenible de deterioro ecológico y urbano".

Folha - ¿A qué atribuye las manifestaciones de las últimas semanas en Brasil?

Manuel Castells - Yo no interpreto los movimientos, sino que observo lo que los movimientos dicen sobre ellos mismos y sus motivaciones. Y según sus declaraciones empezó con el Passe Livre, contra la subida de las tarifas de transporte público, pero continuó después por la tarifa cero, porque "la movilidad es un derecho universal" y a ello se han añadido demandas sobre educación y salud, bienes esenciales para la vida de la gente y que no son atendidos ni por el mercado ni por el estado, en proporción al crecimiento económico que tiene Brasil en la actualidad.
Pero además ellos dicen "no son los 20 céntimos, son nuestros derechos". O sea que los jóvenes sienten que las instituciones y los políticos no respetan sus derechos ni ofrecen cauces de participación. Por eso tienen que salir a la calle. Y la presidenta Dilma Rousseff está de acuerdo. Y además la corrupción política es un insulto a la dignidad ciudadana.

Karime Xavier/Folhapress
Castells es uno de los especialistas más reconocidos por sus estudios de los movimientos sociales y sus consecuencias políticas
Castells es uno de los especialistas más reconocidos por sus estudios de los movimientos sociales y sus consecuencias políticas

¿Cree que podrían haber existido las manifestaciones sin redes sociales?

No. Las redes sociales son el espacio público donde en nuestro tipo de sociedad, la sociedad en red, se forman los movimientos sociales, para desde allí ocupar el espacio público urbano y penetrar después en el espacio público institucional. Pero eso no quiere decir que sean las redes las que causan el movimiento. El movimiento es una revuelta contra la injusticia y contra la humillación cotidiana que sufren muchos jóvenes y menos jóvenes. Pero las redes son la plataforma indispensable para encontrarse, debatir, coordinarse y expresarse autónomamente del sistema político y las formas tradicionales de organización hoy día burocratizadas.

Hace mucho que las redes sociales tienen bastante fuerza en Brasil. ¿Por qué un acontecimiento así tardó tanto en ocurrir?

Precisamente porque la causa no son las redes sino la indignación contra las condiciones de vida de las personas impuestas por un crecimiento económico y urbano especulativo y sin control. Y Brasil ha llegado a un punto no sostenible en el deterioro ecológico y urbano, así como los niveles de corrupción y arrogancia de la clase política

¿Cómo compara lo que está ocurriendo en Brasil con otros movimientos como el de la Primavera Árabe, el de los indignados españoles, el Cinco Estrellas en Italia y lo que ocurre ahora en Turquía?

En todos los casos los movimientos son espontáneos, sin líderes, sin ideología común, surgen de la indignación y por la defensa de la dignidad, se gestan en las redes sociales, se expresan en el espacio urbano y rechazan las formas de gobierno que para ellos no son democráticas. Son esencialmente movimientos contra la corrupción de la clase política y por una nueva forma de representación. Y surgen en dictadura y en democracia, en crecimiento y en crisis económica, y en distintos contextos culturales. O sea que el contexto es diferente, pero los movimientos se parecen porque tienen la forma de los movimientos sociales en la era de internet.

El Ejecutivo y el Legislativo brasileños están reaccionando a las manifestaciones. ¿Cómo ve esa relación entre las redes y la vida institucional? ¿Cómo se va a desarrollar esto a partir de ahora?

La presidenta Dilma Rousseff ha reaccionado como demócrata, ha escuchado a las calles y trata de actuar inmediatamente, invirtiendo en transporte, educación y salud y proponiendo una reforma política por plebiscito para superar el bloqueo de la clase política brasileña que en su mayoría es corrupta no solo en dinero sino en poder, porque creen que el poder es suyo y no de los ciudadanos.

El gran problema de Brasil no es económico sino político. Los partidos políticos brasileños se representan a si mismos y se cierran a cualquier reforma real que limite sus privilegios. Este es el punto clave. Si no cambia el sistema político, la esperanza de cambio que hoy representa el movimiento se convertirá en rabia colectiva y cinismo individual. El Congreso actual no puede autoreformarse, debería disolverse para iniciar un proceso constituyente de reforma de la democracia. Brasil podría ser un ejemplo para el mundo. La presidenta, líderes como Marina Silva y tal vez el ex presidente Lula y el ex presidente Cardoso podrían liderar el cambio desde su autoridad moral. Pero muchos políticos profesionales deberían optar por la jubilación y por montar empresas y crear empleo con el mucho dinero que han ganado de la política.

Esta es la entrevista original. Lea el artículo en portugués

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