Messi se sacrifica por el equipo y defiende más de lo habitual

11/07/2014 - 14h31

Cuando Jorge Messi, padre del crack argentino, le dijo a Folha que su hijo estaba cansado por el gran esfuerzo físico en el Mundial, no hablaba por hablar.

A partir de las octavas de final, el atacante pasó a correr, marcar y robar pelotas de forma más intensa.

Se trata de un Messi voluntarioso nunca visto ni en el Barcelona ni en la selección.

El festejo después del penal de Maxi Rodríguez contra Holanda, que puso a la selección albiceleste en la final del Mundial, parece haber sido una recompensa por haber resignado su juego ofensivo.

Es la primera final de la Argentina desde 1990.

En la fase de grupos, Messi hizo cuatro goles. A partir de las octavas, ninguno. Contra Bosnia, Irán y Nigeria, realizó 13 definiciones. Frente a Suiza, Bélgica y Holanda, sólo cinco.

El camiseta 10 todavía tiene libertad en el campo de juego, pero con la obligación de retroceder más de lo que lo hacía antes.

Eso tiene que ver con el cambio en el esquema táctico. A pesar de continuar con tres atacantes, el técnico Alejandro Sabella puso a uno de ellos (Lavezzi) para que actúe en el medio, ayudando a marcar.

Pero Messi no se volvió un marcador del día a la noche. Vuelve para ocupar espacios y para incomodar al adversario. De acuerdo con la FIFA, en la fase de grupos Messi robó apenas una pelota; a partir de octavos de final fueron seis.

En la primera fase, el equipo hizo seis goles. Después, sólo dos, pero no recibió ninguno en contra y es por eso que está en la final.

Por generalmente actuar con libertad, a Messi le gusta economizar energía. A veces llama la atención por eso.

En el Mundial, su esfuerzo físico aumentó en la medida en que el torneo iba avanzando. En la fase de grupos, corrió, en promedio, 7437 metros. A partir de los octavos de final subió a 9873.

"A Leo lo veo bien en el campo. Un jugador que puede decidir cualquier partido y dispuesto a sacrificarse por el equipo", dijo Sabella.

Traducido por NATALIA FABENI

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