PUBLICIDAD

Siga-Nos

Las últimas galerías de fotos

Marcas de tensión Marcas de tensión

Publicado en 11/04/2016

Mercado Brasileño

18h30

Bovespa

-1,12% 125.924

16h43

Oro

0,00% 117

17h00

Dólar

+1,50% 5,1920

16h30

Euro

+0,49% 2,65250

PUBLICIDAD

#venalacalle, Folha

03/07/2013 - 11h13

Publicidad

SUZANA SINGER
ombudsman@uol.com.br

La prensa necesita inventar un modo de captar los cambios de humor de la sociedad y también de cubrir lo que está fuera de las instituciones.
La inesperada explosión de descontento que se ve en las ciudades muestra que algo tiene que cambiar en el periodismo tradicional. ¿ Cómo es nadie se dio cuenta de que el clima estaba tan pesado?

Las encuestas que apuntaban una alta aprobación de la presidenta y los buenos índices de empleo parecían indicar que, a pesar de la inflación y del débil crecimiento económico, estaba "tudo bem".
Se pensaba que la Copa de las Confederaciones aumentaría la sensación de bienestar, ya que, dice el sentido común, el fútbol siempre añade un ingrediente de orgullo nacional al momento político.

La multitud, con sus gritos de protesta, dio un vuelco a esas premisas y mostró como evidente que esos canales de la prensa tradicional son insuficientes para captar los cambios de humor en la sociedad.

Si fuese un movimiento nacido en las franjas de la ciudad, la sorpresa sería más comprensible. Pero el gatillo de las manifestaciones fue accionado por los jóvenes de clase media urbana, público teóricamente próximo a un periódico como Folha.

En su columna "A vez da mídia" (El momento de los medios), en la sección de "Ilustrada" del miércoles pasado, Marcelo Coelho afirma que las personas que se manifiestan en las calles y en las redes sociales "se sienten mal representadas en los medios tradicionales". Entre otros factores, Coelho cita un "abismo generacional", que él identifica en la ausencia de jóvenes escribiendo en el periódico o siendo entrevistados para comentar el movimiento.

Rejuvenecer el equipo de columnista podría ayudar a crear una mayor sintonía con la calle, pero, con seguridad, no es suficiente. Un acompañamiento más profesional de las redes sociales también es un camino, ya que fueron ellas las que mostraron su fuerza en las movilizaciones por el país.

Hay que aprender a interpretar las olas en Facebook y en Twitter, separando lo que realmente es importante de lo que es espuma. Se trata de convertir en realidad el pretencioso eslogan de la última campaña publicitaria de Folha en la que una chica dice: "Folha sigue lo que pienso y lo que no pienso. Folha me sigue. Yo sigo a Folha".

No es una tarea fácil porque implica inventar un modo de cubrir aquello que está fuera de las instituciones. Para entender lo que quieren los manifestantes, no sirve de nada llamar a los sindicatos, asociaciones estudiantiles o partidos políticos. No hay ni líderes definidos, lo que hunde la lógica del reportaje político.

Perdida, la prensa no se cansa de reproducir los carteles diseñados para las marchas, con la esperanza de descifrar, a través de esos pedazos de papel, un fenómeno tan nuevo. Además de agitar a las diferentes instancias del poder, la multitud #vemprarua (#venalacalle) ha bloqueado la cabeza de los periodistas.

EN RITMO FRENÉTICO

No es fácil hacer periodismo en las últimas semanas. Desde que las protestas tomaron el país, las noticias cambian a un ritmo de montaña rusa. Un día es fundamental explicar lo que sería una Asamblea Constituyente exclusiva para la reforma política; 24 horas después, esa propuesta ya está en el cajón.

En dos días, el Congreso tomó más decisiones que en los últimos seis meses. La PEC 37, que limitaría la acción del Ministerio Público, fue enterrada sumariamente. Votaron destinar los royalties del petróleo a educación y salud y un proyecto para convertir la corrupción en "crimen atroz".

Hasta el Tribunal Supremo Federal fue sacudido: determinó la prisión inmediata de un parlamentario. El Ayuntamiento canceló la concesión de autobuses en São Paulo y el Estado anunció que no aumentará los peajes.

Esas respuestas inmediatas a lo que se supone querían los manifestantes forman un paquete de medidas difícil de discutir en poco tiempo. Cabe a los periódicos, donde hay más espacio para la reflexión, profundizar en el debate y mostrar que no todo es tan bueno como parece.

¿Mantener el peaje no es una manera de subsidiar el transporte individual? ¿De dónde el gobierno va a recortar los R$ 50.000 millones que irán a los proyectos de transporte? ¿Más partidas presupuestarias son la salida para mejorar la educación?

De la misma forma que los políticos reaccionaron a la urgencia creada por el clamor popular, el diario necesitará "mostrar servicio". Es el momento de marcar la diferencia, analizando cada asunto sin entrar en un clima de "ahora Brasil va hacia delante".
p(tagline). Traducido por MARÍA MARTÍN

Lea el artículo original

Gracias!

Close

¿Está interesado en las noticias de Brasil?

Suscríbase a nuestra newsletter en español, enviada los días hábiles, y manténgase informado sobre las noticias de Brasil.

Cancelar