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Publicado en 11/04/2016

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Un rostro

06/11/2013 - 15h50

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SUZANA SINGER
ombudsman@uol.com.br

La diagramación de la tapa da la impresión de que el joven preso en la protesta está ligado a la facción criminal.

Las escenas de un coronel de la Policía Militar (PM) siendo golpeado durante la protesta en São Paulo contribuyeron a aumentar el enojo contra los "black blocs", que ya eran rechazados por el 95% de los paulistanos. Folha, acertadamente, colocó en la tapa las fotografías de la tentativa de linchamiento y dio el tema en el título principal (26/10).

Varios manifestantes fueron presos, pero solo un chico, que no tenía máscara, fue acusado de tentativa de homicidio: Paulo Henrique Santiago dos Santos, de 22 años, alumno de Relaciones Internacionales de la Facultad Santa Marcelina.

Él aparece en las imágenes divulgadas, gritando en dirección a la policía. De acuerdo con el testimonio del policía que salvó al coronel, Paulo Henrique también pegó, algo que él mismo niega.

El miércoles pasado, el tema volvió a la primera página, pero ahí Folha se equivocó. Bajo el titular: "Facción criminal está sospechada de actuar en protesta en SP", aparece una foto del estudiante, esposado, siendo llevado para el Centro de Detención Provisoria 3 del barrio de Pinheiros.

La diagramación inducía al lector a relacionar al estudiante con el grupo criminal Primer Comando de la Capital (PCC), tema del título principal del diario. Técnicamente las dos noticias estaban separadas, ya que el epígrafe tenía título propio ("Detenido"), en la jerga periodística era un "texto-epígrafe".

La asociación entre los dos temas, por lo tanto, es automática. Paulo Henrique estaba preso cuando sucedieron los disturbios en la zona norte, pero la tapa de Folha da la impresión de que él formó parte de la confusión, que la policía sospecha fue alentada por criminales.

No había motivo para que la fotografía del estudiante estuviera en la primera página de aquel día. El traslado a prisión no justificaba ese destacado; por ejemplo, la noticia en la sección "Cotidiano" ocupaba apenas una columna.

"Me horroricé cuando vi el diario, hicieron que mi hijo quedara como un asesino", criticó el empresario Marco Aurélio Cunha dos Santos, de 46 años, en una entrevista con la periodista Heloisa Brenha.

Él niega que su hijo pertenezca a los "black blocs" y afirma que están transformándolo en un chivo expiatorio. "El Estado quiere darle una respuesta a la sociedad y apuntaron 'es ese ahí'".

Hasta el viernes pasado, el estudiante continuaba preso y poco se sabía de su situación. La familia se negó a dar informaciones. Paulo nació en la isla de Madeira, fue criado en Italia, habla tres idiomas y, además de estudiar, trabaja. "Incluso sin tener antecedentes criminales y con una dirección fija, le negaron la libertad provisional", protestó el padre.

Ex jugador de fútbol, Marco Aurélio jugó con Romario en Vasco, pasó por varios clubes de Europa y hoy vive en Lins, en el interior de São Paulo.

El diario ya había errado cuando, a comienzos de octubre, la estudiante de moda Luana Bernardo Lopes, de 19 años, fue detenida durante una protesta violenta en São Paulo. De acuerdo con la policía, ella había "pichado" (graffiteado) edificios y ayudado a dar vuelta un auto.

El abogado defensor alegó que lo único que la joven había hecho fue fotografiar la manifestación. Folha hizo un perfil de la joven y la llamó "Señora Baderna" (jerga para desorden), en referencia a su amigo, que también fue preso y que era conocido con el apodo de Humberto Baderna. Ambos fueron liberados.

La policía ha tenido dificultades en identificar a los culpables y en contener la violencia. La prensa todavía no consiguió explicar quiénes son esas personas, de dónde vienen y qué quieren. Los manifestantes más enojados no solo se niegan a dar entrevistas sino que agreden a los periodistas de los llamados "grandes medios".

Cuando un rostro despunta en un mar de enmascarados, todos los flashes se dirigen en esa dirección. Es importante tener cuidado para no promover un otro tipo de linchamiento, el de la imagen de esos jóvenes que todavía no fueron juzgados.

LA BURLA

El domingo, Flávio Renato de Queiroz Segundo hizo una escena frente a uno de los lugares en donde se toman las pruebas del Examen Nacional de Enseñanza Media (Enem), como si hubiera perdido el examen. "Dios mío, ahora voy a tener que estudiar en la Universidad Mackenzie", dijo. Su foto salió en la tapa de Folha.

Era una burla. Alumno de la Universidad de São Paulo, usó a la prensa para enojar a sus rivales de la Mackenzie, contra quien disputaría juegos deportivos. Mucha gente criticó a la prensa por la falta de chequeos, pero no había razón para desconfiar del estudiante.

Lo que Flávio evidenció fue la falta de creatividad de la cobertura. Nada más obvio que mostrar la desesperación de los que perdieron el examen. Después del papelón, sería bueno empezar a pensar en una imagen diferente para la prueba de ingreso a la Universidad de São Paulo (Fuvest).

Traducido por NATALIA FABENI

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