Los residentes del Quilombo da Fazenda, en Ubatuba, en el litoral norte de São Paulo, recuerdan con nostalgia el tiempo en que plantaban mandioca y producían harina para ser cambiada en la ciudad. A pesar de vivir aislados hasta principios de los años 1970, tenían su sustento garantizado.
Lo mismo no sucedió a partir de los años 1980, cuando el área fue anexada al Parque Estatal de la Sierra del Mar y se prohibieron la pesca y la agricultura por cuestiones ambientales, llevando a los afrodescendientes a la más absoluta miseria.
"Lo que era para mejorar, empeoró en nuestras vidas", afirma Laura de Jesus Braga, 68, actual líder de los quilombolas. Ella cuenta que, a pesar de poder permanecer en la propiedad, encontraron todo tipo de restricciones al modo de vida quilombola que practicaban hasta entonces.
La situación se resolvió a fines del año pasado, cuando se firmó un acuerdo histórico con la Procuraduría General del Estado, garantizándoles la posesión definitiva de la tierra y poniendo fin a una disputa que duró en total 139 años.