Japoneses sobrevivientes de las bombas atómicas son tratados en São Paulo

La radiación está asociada a tumores y problemas de tiroides de los hibakushas

Phillippe Watanabe
São Paulo

Kunihiko Bonkohara, 78, Seiji Mukai, 83, Takashi Morita, 94, forman parte del grupo de 84 hibakushas, los supervivientes de las bombas atómicas lanzadas contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial, que reside en Brasil.

Hasta el día de hoy, por los posibles efectos de la radiación, los exhabitantes de Hiroshima y Nagasaki necesitan un seguimiento médico constante, costeado por el gobierno japonés.

Los dos bombardeos estadounidenses precipitaron la rendición de Japón, el 15 de agosto de 1945 y el fin de la Guerra del Pacífico.

Takashi Morita, 94, fundador de organización destinada a los superviveintes de la bomba - Folhapress

La radiación proveniente de las bombas atómicas puede tener consecuencias a largo plazo, principalmente para quienes estaban más cerca de los lugares de la explosión.

"Ellos sufren más cánceres en general, como linfomas y leucemia, cataratas [por mirar directamente a la explosión] y problemas de tiroides", dice Hideki Taniguchi, subdirector del Hospital Genbaku de la Cruz Roja Japonesa, en Nagasaki.

Este mismo hospital fue creado en 1958, especialmente para las víctimas de las bombas atómicas lanzadas contra Japón por Estados Unidos en 1945. Hoy, el 23% de los pacientes del lugar son hibakushas.

En el hospital de Hiroshima dedicado a los supervivientes de las bombas, el 63% de las muertes de hibakushas están asociadas a cánceres. En el de Nagasaki, la tasa es del 56%

El propio médico tiene relación directa con las explosiones. Taniguchi es hijo de un hibakusha, lo que acabó despertando su interés médico sobre el asunto.

Los hibakushas en Japón y los esparcidos por el mundo, como los de Brasil, pasan anualmente por un chequeo para verificar si alguna enfermedad derivada de la radiación de la bomba se está desarrollando.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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