La máquina más cara y sofisticada de la ciencia brasileña comenzó a probar sus turbinas. Los haces de electrones ya circulan por parte de la estructura del Sirius, acelerador de partículas construido en el Centro Nacional de Investigación en Energía y Materiales (Cnpem), en Campinas (SP).
El proyecto ya ha consumido cerca de R$ 1,3 mil millones (US$ 340 millones) -de un total previsto de R$ 1.800 millones (US$ 476 millones)- y, cuando esté listo, situará al país a la vanguardia de las investigaciones que utilizan este tipo de artefacto. Como las que requieren una visualización de altísima resolución de estructuras de virus y proteínas (las que buscan nuevas vacunas), sobre el suelo (con el objetivo de optimizar fertilizantes) y sobre rocas y nuevos materiales (para la exploración de gas y petróleo).
El miércoles, una ceremonia celebró en Campinas la entrega del edificio de 68 mil m² (equivalente al área de un estadio de fútbol) que albergará la infraestructura del Sirius, además de la conclusión del montaje de dos de sus tres aceleradores.
La siguiente fase es todavía más delicada: la creación de un vacío cercano al existente en el espacio dentro de los túneles recorridos por los electrones. Entonces el tercer acelerador podrá entrar en acción. Las partes del Sirius tienen que ser conectadas y calibradas una a la vez.
Y entrará en operación la primera línea de luz - estación experimental que utiliza radiación generada por el acelerador para conducir experimentos de las más diversas áreas.
Se prevé que las primeras investigaciones se produzca en el segundo semestre de 2019.El proyecto final, con 13 líneas de luz (la capacidad total es de 40), debe estar listo en 2021 y aún depende de la liberación de cerca de R$ 500 millones (US$ 132 millones).
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA