El desastre ambiental que azota el litoral del noreste de Brasil, con la llegada de mareas negras de petróleo, es un caso sin precedentes en el mundo y aún no es posible predecir su final.
Así lo califica la coordinadora de Emergencias Ambientales de Ibama (Instituto Natural del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables), Fernanda Pirillo, responsable de las operaciones de limpieza de los lugares afectados.
Ante las críticas sobre la demora del Gobierno en respuesta a la aparición de manchas de petróleo, la responsable defiende que Ibama ha estado trabajando en las playas desde los primeros registros y hoy cuenta con 130 agentes del área ambiental en las operaciones de limpieza.
Según la coordinadora de emergencias ambientales del Ibama, la combinación de tres factores hace de este desastre un episodio único: la falta de conocimiento de la persona responsable de la contaminación, el alcance del impacto y la frecuencia de la llegada del óleo, lo que nos lleva a creer que se trata de una fuga intermitente.
Los primeros registros de contaminación fueron confirmados por el Ibama en Paraíba, el 30 de agosto. Dos días después, también se detectaron manchas en playas de Pernambuco y Sergipe. Desde entonces, otros seis estados en el noreste se han visto afectados, desde Maranhão hasta Bahía. La extensión del impacto ya supera los 2.000 kilómetros.
Según el último saldo publicado por la agencia, el sábado (26), hay 249 puntos afectados en 92 municipios de nueve estados.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA