La deforestación, las invasiones y la minería se extienden por tierras indígenas cercanas al río Xingu

En 2019, las áreas protegidas de Apyterewa y Trincheira Bacajá alcanzaron sus niveles más altos de deforestación desde su formalización

Manaus y São Paulo

En la Amazonia, las currutelas son poblados que surgen a la entrada de la flortesta, cerca de yacimientos o áreas ya deforestadas. Levantada en 2016, Vila Renascer sigue creciendo. Todos los días aparecen casas, iglesias evangélicas, bares, restaurantes, taller de automóviles, gasolinera, mercado, postes de luz e incluso un pequeño hotel. Sin embargo, por ley, nada de esto debería existir: la aldea está instalada dentro de la Tierra Indígena Apyterewa (TI), del pueblo Parakanã, reconocida en 2007.

La presencia de personas no indígenas en Apyterewa comenzó a principios de la década de 1980. La retirada de asentamientos era una de las condiciones para la adquisición de una licencia ambiental que permitiría la construcción de la central hidroeléctrica Belo Monte, en el río Xingu, que atraviesa la región. En cambio, la invasión se descontroló. Durante el gobierno de Michel Temer (MDB), el Ministerio de Justicia ignoró la determinación del Supremo y suspendió la retirada de okupas e invasores de mala fe, es decir, que se metieron en la zona conscientes de que se trataba de una tierra indígena.

Vila Renascer, levantada por invasores en la Terra Indígena Apyterewa. ( Foto: Lalo de Almeida/ Folhapress ) - Folhapress

Después de la medida del gobierno, se produjeron nuevas invasiones y la excavación​ de nuevos yacimientos ilegales mineros. Este movimiento se disparó a fines de 2018 y principios de 2019, con la promesa de Jair Bolsonaro de revisar las demarcaciones territoriales. La deforestación se extendió por la Fosa de Bacajá, del pueblo Xikrin, mientras ganaba fuerza el mercado ilegal de parcelas dentro de tierras indígenas.

El resultado es que, en 2019, Apyterewa perdió 8.420 hectáreas de selva, el índice más alto de deforestación desde su aprobación, hace 13 años. La Fosa de Bacajá tuvo 5.600 hectáreas taladas, también la mayor pérdida de cobertura vegetal desde su aprobación, en 1996. Las cifras son del sistema Prodes, del Inpe (Instituto Nacional de Investigaciones Especiales), que mide de agosto a julio del año siguiente.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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