Ómicron sobrecarga los centros sanitarios y genera una oleada de agresiones a profesionales

Para especialistas, la población está agotada y paga su insatisfacción con médicos y enfermeras

En la sala de urgencias de un hospital público de Maceió (AL), la doctora Marília Magalhães, de 33 años, y sus colegas atienden pacientes con dos guardias de seguridad en la puerta de la consulta. "La gente patea y llama a la puerta, grita, amenaza al equipo. Algunos se comportan de forma salvaje con profesionales exhaustos, que llevan dos años trabajando sin parar en esta pandemia, muchas veces con una carga de trabajo triplicada para cubrir a los compañeros que están enfermos", dice.

En el centro de salud Praia dos Ingleses, en Florianópolis (SC), la enfermera Andressa Albrecht, de 35 años, recibió un puñetazo en el ojo a principios de este mes cuando intentaba separar una pelea entre pacientes que comenzó porque los dos médicos del puesto interrumpieron la atención unos minutos para tratar de estabilizar a un paciente crítico que había llegado en ambulancia.

Con la explosión de casos de ómicron e influenza, las salas de emergencia y las unidades de salud que ya operaban más allá del límite vieron empeorar aún más la situación con el aumento de la demanda y la baja de empleados contaminados. En São Paulo, la Secretaría Municipal de Salud registró hasta el jueves pasado (27) 4.707 profesionales de baja por Covid o enfermedad gripal – el triple de los trabajadores a principios de mes (1.585).

La demora en la atención ha generado revuelta en la población y aumento de los casos de violencia contra los sanitarios. Las denuncias provienen de todo el país y afectan, principalmente, a médicos y personal de enfermería de la APS (Atención Primaria de Salud) y atención de emergencia.

No hay estadísticas que midan esta violencia actual, pero, según una encuesta reciente de Coren (Consejo Regional de Enfermería de São Paulo) a 252 trabajadores del sector, el 40,9% de los profesionales informan haber sufrido agresiones verbales y otro 9,5% ya han sido víctimas de agresiones físicas. El Sindicato de Médicos de São Paulo también está recopilando estos datos.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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