Hace cien años, el 20 de abril de 1923, Edgard Roquette-Pinto fundó Rádio Sociedade do Rio de Janeiro, considerada la primera emisora brasileña. El sueño del fundador de utilizar el medio de comunicación como herramienta educativa no se hizo realidad. Sin embargo, de alguna manera, la radio proporcionó la educación sentimental fundamental y el repertorio común para la formación de las características de lo que entendemos como identidad nacional. La dramaturgia, el humor, la pasión por el fútbol, la política, el periodismo, la música popular del país, nada de esto sería igual sin la radiodifusión. Ni siquiera nuestra geografía.
La consolidación del perfil radiofónico brasileño que conocemos tuvo lugar a partir de la legislación de 1932, en el gobierno de Getúlio Vargas, cuando se reguló la publicidad en el medio. Es el momento definitivo de la radio en Brasil para el periodista e investigador Luiz Artur Ferraretto, autor del libro "Radio: Teoría y Práctica".
Las telenovelas, un invento cubano que ya triunfaba en América Latina, debutaron aquí en la década de 1940, desacreditadas —la primera de ellas, "Em Busca da Felicidade", se transmitía por la mañana, y no en horario de máxima audiencia, por la noche—.
Del mismo modo, el fútbol trae el ADN de la radio en su historia. "A principios de la década de 1930, las carreras de caballos era el deporte nacional", dice Ferraretto, el investigador. "El fútbol cae en el gusto popular por la radio, colaborando para su nacionalización desde los equipos de Río y São Paulo". En la música, el medio lanzó ídolos como Carmen Miranda, las hermanas Linda y Dircinha Batista, Francisco Alves, Dorival Caymmi, Cauby Peixoto y Ângela Maria. Figuras como Almirante, que combinó el gusto por la investigación y el talento como comunicador, asentaron la historia, llamando la atención sobre nombres que se percibían como de la vieja escuela.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA