Bolsonaro usa posible escasez de fertilizantes de Rusia para defender explotación en tierras indígenas

El Gobierno teme el impacto de la escasez de fertilizantes en la agricultura y la presión inflacionaria

El presidente Jair Bolsonaro (PL) utilizó este miércoles (2) la posible escasez de fertilizantes provocada por la guerra en Ucrania para defender la minería en tierras indígenas. "En 2016, como diputado, hablé de nuestra dependencia del potasio de Rusia. Mencioné tres problemas: ambiental, indígena y quién era el dueño del derecho exploratorio en la desembocadura del río Madeira (también hay yacimientos en otras regiones del país). )", escribió Bolsonaro en el comunicado de Twitter.

Rusia es el segundo mayor productor mundial de potasio y representa alrededor del 19% del mercado internacional.

"Nuestro Proyecto de Ley N° 191 de 2020, 'permite la explotación de recursos minerales, hídricos y orgánicos en tierras indígenas'. Una vez aprobado, uno de estos problemas queda resuelto", dijo el mandatario. "Con la guerra Rusia/Ucrania, hoy corremos el riesgo de que falte el potasio o suba su precio. Nuestra seguridad alimentaria y la agroindustria (economía) exigen de nosotros, Ejecutivo y Legislativo, medidas que nos permitan no ser dependientes del exterior, en algo que tenemos en abundancia"

Con el estallido del conflicto en Europa del Este, la preocupación por la posible falta de fertilizantes -también nitrógeno y fosfato- entró en el radar del gobierno de Bolsonaro. Rusia es un importante exportador de estos productos. En 2021, el 62% del total importado por Brasil desde Rusia fueron fertilizantes o abonos químicos (el equivalente a US$ 3,5 mil millones).

Pese al discurso de Bolsonaro, expertos del sector señalan problemas en la propuesta del presidente. Dicen que, si bien la posible incidencia del potasio en la Amazonia se registra desde hace décadas, se encuentra en condiciones de difícil extracción. Y la actividad minera en la Amazonía representaría un daño ambiental de gran impacto.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

Lea el artículo original