Han pasado casi seis meses desde que Verônica Antônio no ve a su hija, que ahora tiene 1 año y 7 meses.
La niña fue sacada de Brasil en diciembre por su padre y encontrada después en el estrecho de Darién, una peligrosa selva entre Colombia y Panamá. Inhóspita, la densa selva se ha convertido en una ruta para migrantes que se dirigen a Estados Unidos.
Verônica es de Angola y llegó a São Paulo con ocho meses de embarazo. Emigró con la esperanza de conseguir una vida mejor.
El padre de la bebé, angoleño y con quien ella ya no tenía relación, llegó a Brasil en septiembre para visitar a la niña. "Lo permití. Era el padre. Nunca imaginé que estuviera planeando esto", cuenta Verônica, que tiene 23 años y es vendedora de ropa.
Un sábado de diciembre, asegurando que quería llevar a la niña a pasear, el padre la buscó.Y no volvió.
Alertada, la policía descubrió, mediante el número de celular del padre, que él había cruzado la frontera y emitieron una alerta internacional.
La bebé fue encontrada a finales de ese mes, dejada por inmigrantes haitianos con el servicio de fronteras de Panamá, después de que el grupo cruzara el Darién. No se sabe nada del padre.
Desde entonces, la niña está bajo la protección del Estado panameño y fue enviada a un orfanato en las afueras de la Ciudad de Panamá, y Verônica aún busca medios financieros para volver a tener a su hija a su lado.