Un matrimonio se convierte en 'padres' de un haitiano tras acogerlo en su casa

Los brasileños adoptan inmigrantes y se convierten en su segunda familia

São Paulo

"¿Te da pena? Pues llévatelo a casa". Esa expresión tan usada fue adoptada al pie de la letra por Jorge Mariano, de 62 años, y Eliana Machado, de 59 años. Una tarde de agosto de 2013, el pintor y la ama de casa recogieron a su hermana en la estación de autobuses. Volvieron a casa con cinco haitianos, hasta ese momento totalmente desconocidos, que durante ocho meses se hospedaron en su casa en São Mateus, en la zona este de São Paulo.

Uno de ellos era Manier Sael, de 44 años, que llegó a Brasil procedente de Acre. En el autobús a São Paulo, él y los demás haitianos entablaron conversación con la hermana de Eliana. "Ella nos preguntó dónde íbamos a dormir y le dijimos que no sabíamos", recuerda. "Al llegar allí, llamó a su hermana y su cuñado. Cuando regresó, no me lo podía creer: aceptaron llevar a cinco desconocidos a casa".

Al principio, los hijos y vecinos se extrañaron. "La gente decía: 'Jorge se ha vuelto loco'", cuenta, riéndose. Pero después mucha gente echó una mano.

Manier Sael con Jorge (62) y Eliana Mariano (59). (Foto: Bruno Santos/ Folhapress) - Folhapress

La primera idea era que los inmigrantes se quedaran solo el primer día para después ir a un albergue. Con miedo de ser atacado, Jorge puso un garrote detrás de la puerta del dormitorio. No obstante, con la convivencia, se fue tranquilizando y decidió prorrogar la estancia de sus huéspedes. Además, consiguió trabajo para los cinco invitados y se prestó como avalista en el alquiler de una vivienda.

"Hoy, ya caminan con sus propias piernas", dice Eliana. "Y yo tengo más hijos y nietos ".

Manier llama a Jorge y Eliana de padres. Tanto es así que Eliana lo llevó de la mano en su boda. "Yo fui ... soy su madre".

Religioso, Jorge considera que la oportunidad de ayudar fue un pedido de Dios. Se le saltan las lágrimas al recordar la ayuda que Manier le brindó cuando cayó enfermo o cuando el grupo de haitianos colaboró en la construcción de un hogar para una familia cuya casa fue inundada.

Manier dice que nunca fue tan abrazado por sus padres biológicos. "En Haití no hay costumbre de que el padre abrace y bese. Aquí mis padres me besan y me dicen que me aman".

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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