Dios, Dios, Dios, Dios, Dios, Dios, Dios.
En el primer discurso que dio tras ser elegido presidente de Brasil, Jair Bolsonaro evocó en siete ocasiones al máximo ente de las mayores religiones del planeta. Y si llegó tan lejos puede dar gracias a Dios pero también a líderes evangélicos que dicen hablar en su nombre.
Hace años Bolsonaro construye un sólido puente con el bloque religioso de mayor expansión en el país. Los evangélicos eran el 9% a comienzos de los años 1990 y hoy son 3 de cada 10 brasileños.
Salpicó con accesorios religiosos sus primeras palabras después del triunfo electoral. "Fui a buscar nuestro eslogan en lo que muchos llaman de caja de herramientas para reparar al hombre y a la mujer, que es la Biblia Sagrada", afirmó.
Uno de los dos pronunciamientos que hizo el domingo de la victoria fue precedido por una oración liderada por el pastor y senador Magno Malta (PR-ES), que no consiguió reelegirse, pero puede ganar un cargo en el gobierno del amigo.
Casi todo el mundo se confunde y considera a Bolsonaro evangélico. No lo es. No obstante, está casado con una adepta a esta fe, Michelle, y su interlocución con los pastores es más que buena, de hecho, el pastor Silas Malafaia fue el responsable de celebrar su tercera boda y en el altar exaltó a un Dios que hizo a "varón y hembra" y " el resto es blá-blá-blá ".
Sin embargo, desde siempre el capitán retirado se ha declarado católico y por ahora no parece que esto vaya a cambiar.
Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA