Falta al menos un servicio básico para el 60% de los brasileños

El IBGE considera población pobre a aquella que vive con hasta US$ 5,50 al día

Érica Fraga Lucas Vettorazzo
São Paulo y Rio de Janeiro
En esta foto de 10 de septiembre de 2017, los niños juegan cerca de la basura en un edificio ilegal que solía albergar el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) en el barrio de Mangueira en Río de Janeiro, Brasil - AP

Seis de cada diez brasileños vivían en 2017 sin acceso adecuado a por lo menos uno de los siguientes ítems considerados cruciales para el ejercicio de la ciudadanía: educación, vivienda, protección social, saneamiento básico e internet.

Sumado a un aumento de la pobreza medida por el nivel de ingresos de la población, durante el año pasado, estos datos ponen de manifiesto el doble reto que Brasil tiene por delante  para lograr un mayor nivel de desarrollo, según los datos publicados el miércoles (5) por el IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística).

El aumento del desempleo resultante de la crisis económica de los últimos años hizo que el contingente de pobres en el país aumentase 2 millones el año pasado, llegando a un total de 54,8 millones de brasileños, es decir, el 26,5% de la población. En 2016, esa porción era del 25,7%.

Por las líneas definidas por el Banco Mundial -que es la métrica adoptada por el IBGE-, son considerados pobres aquellos que viven con hasta 5,50 dólares al día (el equivalente a R$ 406 al mes, según la cotización del período analizado).

También creció el número de brasileños que viven en la extrema pobreza, un recorte que muestra una franja de la población aún más vulnerable.

Este contingente de brasileños aumentó 1,7 millones el año pasado, llegando a un total de 15,2 millones, o lo que es lo mismo, el 7,4% de la población, frente al 6,6%, del año anterior.

La reversión de esta tendencia ha retrasado el avance del país, que -como revelado por el IBGE- también está cercado de severas restricciones a dimensiones no monetarias del desarrollo económico.

Traducido por AZAHARA MARTÍN ORTEGA

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